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Casi me muero weon. Pero logré subir el sendero del infierno como lo denominé yo.

Ahora menos mal estamos sentados comiendo pollo asado con papas fritas que no se de donde sacaron.

—Le falta sal a esta wea —dijo el Javier y sacó una bolsita con una wea blanca.

—¿Seguro que es sal? —preguntó el Diego.

Se chupo el dedo meñique y lo metió a la bolsita, su dedo quedo con esa wea blanca y se lo metió a la boca.

—Es azúcar —se rió.

El weon sacó como tres bolsas más pero a medida que iba probando, las papas se iban acabando.

—Está si.. puta los weones chanchos, hambrientos culiaos, ni que se hubieran fumando un pito, ya párense y caminemos —dijo guardando sus bolsitas blancas.

Me reí.

Una vez que guardamos todo y botáramos la basura comenzamos a caminar, menos mal ya no es en subida.

Camine abrazada del Diego mientras entre todos conversamos de weas estupidas.

Llegamos a una cascada que trae mucha agua, no estoy ni a cien metros cerca y ya me está mojando.

—Esto merece una foto —dijo el Jaime sacando su celular—Sonrían los weones.

Nos sacamos una foto grupal y luego el Javier fue derechito donde unas minas a hacerse el lindo.

Recorrimos varios lados, vimos más cascadas y muchos pero muchos árboles. Llegamos a un lado en donde ya empezaron a verse negocios y weas.

El Jaime con la Ale fueron a comprarse unos churrascos y con el Diego no nos quedamos atrás.. El Javier desapareció, pero según los cabros después va a llamar.

Quede más llena que la chucha con ese churrasco.

Con el Diego seguimos caminando y dejamos a la Ale con el Jaime en el local de comida, creo que iban a pedir completos ahora.

—¿Animal favorito? —pregunté.

—El conchetumare po —se rió.

—Tu perro me tiene mala, ayer me quería puro morder —lo mire mal—Te voy a demandar weon.

—No po dama, haber —me giro y quede frente a él—¿Como podemos arreglar ese problemita? —se mordió el labio inferior.

—No se pero te va a costar muy caro —trate de verme lo más seria posible.

—¿Ah si? —me acercó a él y beso mi cuello.

—S..si —lo separe de mi—Pero aquí no.

—¿Y donde?

Mire a mi al rededor, no hay muchos lugares privados..

—Igual como que ya se está haciendo tarde —aclare mi garganta—Podríamos ir al aut.. —no alcance a terminar la frase porque me tiro del brazo para empezar a correr de vuelta al auto.

No dure mucho corriendo, pero caminamos rápido, llegamos al árbol en donde nos sentamos a descansar hace ya varias horas así que ya estamos cerca, solo hay que bajar el sendero y así lo hicimos, bajamos hasta llegar al auto.

Nos subimos a la parte de atrás y aunque siento mi corazón casi saliendo de mi pecho ignore eso y bese al Diego. Me subió a sus piernas e hizo presión en mis caderas. Comenzó a bajar el cierre de mi o mejor dicho su chaqueta y la dejo a un lado, al igual que mi polerón y mi polera.

—¿Y si nos ven por las ventanas? —pregunte nerviosa.

—Está oscuro y ya ni anda mucha gente, aparte los vidrios.. —beso mi pecho—Son polarizados, tranquila.

—¿Estas seguro?

Me miró a los ojos y me sonrió.

—Si, yo no te mentiría nunca —acarició mi cara—Pero si no te sientes cómoda puedo manejar a otro lado.

Negué y decidí confiar en el.

Siguió besándome hasta que desabrocho mi sostén y entre en pánico.

—No, no, espera —me tape con las manos y mi cuerpo empezó a temblar.

—Perdón, me sobrepase —abrochó mi sostén nuevamente y agarro la chaqueta para taparme—Lo siento.

Apoye mi frente en su hombro y una vez que estuve más calmada me decidí a hablar.

—Me da vergüenza —confesé—Nunca he estado.. ya sabes po —dije con vergüenza.

—¿Nunca? ¿No pasó nada con ese weon tampoco? —dijo sin dejar de acariciar mi espalda por debajo de la chaqueta

—No, nunca fuimos más allá porque no lo dejé y no se a qué grado quieras llegar tú con esto que no se que es, pero aún no me siento preparada para eso —hablé casi en susurro.

Me dan mucha vergüenza estos temas, los hablo con mi mamá, ella siempre ha sido transparente conmigo pero nunca me ha gustado hablar sobre esto, me pongo roja altiro.

—Solo hasta donde tú me permitas, no te sientas presionada —dejo descansar su cabeza sobre la mía.

Estuvimos así un rato, yo apoyada en su pecho escuchando como late su corazón y el sobando mi espalda.

Me digne a mirar su rostro, tiene una cara de relajado y una sonrisa en su rostro, no como el Vicho cuando le decía que no.. el casi siempre se enojaba pero se le pasaba altiro.

—¿Que hubiera pasado si no te hubiera hablado ese día? —pregunté y me puse la chaqueta sin cerrar el cierre.

—Te hubiera hablado yo, no me fui a sentar a tu lado por casualidad —se rió—Cuando estaba batallando hasta te tire un palo pero no te diste cuenta.

—Andaba perdida en mis pensamientos.. buta me perdí eso —hice un puchero.

—Era sobre tus ojitos, nada que no te haya dicho antes —dejo un beso casto en mis labios.

—Estai obsesionado con mis ojos —me reí.

—Es que son preciosos po. Si algún día me llegará a morir, ojalá que lo último que vea sean tus ojitos pa irme feliz.

En otra vida                                        Where stories live. Discover now