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Andrea.

—¿Pero que mierda hacías tan tarde afuera? —preguntó el Vicho.

—¿Puedes dejar de retarme? Ya tengo un papá y una mamá que lo hacen —me eche una papa frita a la boca.

—¿Y quieres que te aplauda? —alzó sus cejas.

Mire a la Laura que está atenta a la conversación y mira mal al Vicho.

—Córtala, en serio —suspiré—Siempre la misma wea, me estai aburriendo.

La cagué.

—Te estoy aburriendo —repitió y se paró del sillón—¿O estai interesada en ese weon de las batallas? Dime la verdad.

—No vamos a discutir frente a la Laura.

—Si po, ahora te interesa la Laura —se rió irónico.

—El Diego no es tan amargado como tú, hasta juega conmigo —le dijo la Laura mientras camina a su pieza y abrí los medios ojos.

—Ya no tengo nada que hacer aquí —me miró con decepción y salió de la casa.

¿Lo bueno? Se fue y dejara de interrogarme como si hubiera cometido el peor delito del mundo, ¿Lo malo? Esto me va a costar mucho arreglarlo.

Iba a ir a donde la Laura pero se escuchó un grito afuera así que salí y abrí.

—¿Diego? —fruncí el ceño.

—No, su hermano gemelo —me webio.

—Tonto —me reí y mire mis pies descalzos cubiertos por mis calcetines.

—Te vine a dejar esto —sacó mi celular de su banano—Anoche lo guardé en mi bolsillo y se me fue entregártelo.

Asentí y mire a la niña que está detrás de él tratando de esconderse de.. ¿mi?

—Ella es la Cristina, es media tímida —se rascó la barbilla.

—¡Andrea, ven, apúrate por favor! —gritó la Laura y me asusté más que la mierda, hasta entré corriendo a la casa.

Si, corriendo.

—¿Que pasó? —le pregunté.

—Es que no se cuando es veinte más cinco —me extendió la tablet y la miré mal—¿Que?

—¿Por está wea me llamaste así?

Asintió con una sonrisa y me reí.

—Disculpa por entrar así pero quería ver si todo está bien —dijo el Diego desde la puerta.

—¡Diego! —gritó la Laura—Ven, pasa —lo invitó.

—Laura, el tal vez tiene cosas que hacer, toma —le entregue la tablet.

—Yo también juego eso —dijo la Cristina en susurro.

A la Laura le brillaron los ojitos y fue a donde ella, la tomó de la mano para luego sentarse las dos en el sillón y comenzar a jugar en la tablet.

—Supongo que.. me voy a tener que quedar —dijo el Diego.

—Parece que si —me reí—¿No te retaron anoche?

—No cacharon —se sentó a mi lado—O tal vez si pero se hicieron los larrys.

¿Has hablado con los demás? La Ale no me contesta y me tiene preocupada —suspiré.

—Se le perdió el celular cuando estaban corriendo, pero esta bien, anoche los cabros la fueron a dejar a la casa y quería devolverse a buscarte pero no la dejaron, igual estaba preocupada por ti.

—¿Quienes eran los que nos seguían? —lo mire a los ojos pero el evito mi mirada.

—Unos weones que nos tienen sangre en el ojo, nada grave si.

—¿Y entonces por qué salieron arrancando? —fruncí el ceño.

—Porque estaban ustedes po reina, esos weones no iban a conversar y no las pondríamos en riesgo de algo.

Asentí y me paré del sillón.

—¿Quieren helado? —sonreí.

—¡Si! —gritaron las dos al mismo tiempo.

—¿De que es? —preguntó el Diego.

—Me saliste regodeón —me reí e hice memoria, ¿De que helado queda? ¿Queda helado aunque sea? —Voy a ver.

Camine hacia la cocina y abrí la parte de abajo del refrigerador, me costó un poco porque la wea está llena, ¿Mamá por qué echas tantas weas?

—¡Hay de chocolate! —grité.

—Soy alérgico al chocolate —dijo el Diego que no se en que momento llegó a la cocina.

Lo mire.

—¿Que mierda dijiste? ¿Como vas a ser alérgico al chocolate? ¿Nunca en tu vida has comido chocolate? —hable media aterrorizada.

Se rio.

—No es tan difícil —se encogió de hombros y se acercó más a mi—Aunque igual aveces dan ganas de comer cosas prohibidas..

Joder.

Saque el helado y cerré la puerta del refrigerador, camine un poco más lejos del Diego y serví tres vasos con helados.

Piensa otra cosa y no en lo que acaba de decir Andrea, tienes pololo weona, el Vicho es un amor y te quiere mucho, son muy felices juntos.

Le pase el helado a la Laura y la Cristina que están pegadas en el juego. Me senté en el sillón a comer helado y poner una película, el Diego se sentó a mi lado.

—¿De que te gustan más las películas? —le pregunté.

Que no diga de acción por favor.

—No me gusta mucho ver películas —hizo una mueca—Tengo que estar muy aburrido como para ver una.

—Bueno, ahora veremos una y como no dijiste de que te gustan.. vamos a ver esta.

—Me voy a quedar dormido, te lo advierto —pasó su brazo por encima de mis hombros y se acomodó más cerca mío.

Su cercanía me tensó un poco, pero al pasar de los minutos ya me fui relajando y prestándole más atención a la película que a lo cerca que estamos.

El Diego me rodeó con sus brazos y lo miré extrañada pero me di cuenta que ya se quedó dormido.

—Siempre hace eso —dijo la Cristina—A mi también me abraza cuando se queda dormido —soltó una risa nasal.

—Con que ya te se una maña —me reí y me acomode mejor a su lado porque se me estaba quedando dormido un brazo.

No estoy haciendo nada malo, no tengo porque sentir culpa, ¿Verdad?

En otra vida                                        Where stories live. Discover now