Capítulo 1

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C A P I T U L O
U N O



Año 2018

MARGOT






Mis ojos se encontraban todavía muy cansados después de un largo día frente al computador intentando terminar un proyecto importante para la clase del profesor Bill. Esa maldita clase que me había hecho la vida imposible desde que el semestre empezó. Me quedaban exactamente quince minutos para bañarme, vestirme, arreglarme el cabello, maquillarme un poco y tomar el autobús que me dejaría en la escuela.

¿Por qué tenía que levantarme tarde hoy?

Justo el día en que entregaría una de las tareas más importantes del curso. Al darme cuenta de que seguía perdiendo el tiempo mientras seguía analizando la situación y observando el techo de mi habitación, me apresuré a ponerme de pie y arreglarme lo más rápido posible. Esta mañana ni siquiera desayuné, no había tenido el tiempo suficiente. Es increíble como pareciera ser que el mundo se mueve de una manera muy lenta cuando tienes mucha prisa.

—Necesito entrar— toqué la puerta del baño apresurada.

—¿Sigues aquí? Margot, pensé que ya estabas por irte— respondió mi mamá desde adentro.

—Sí...bueno, no. No escuché la alarma— contesté moviendo mis piernas, todo como consecuencia de los nervios. El profesor Bill no me dejaría entrar, estaba segura de eso. Siempre había sido muy estricto y había dejado en claro que no toleraba la impuntualidad.

Esto era genial.

Mamá salió del baño y me observó cargando mi toalla y mi ropa mientras estaba frente al cuarto de pie con una sonrisa nerviosa.

—Apúrate. Le diré a tu papá que te lleve. Que no se repita— mencionó con seriedad mientras entraba de vuelta a su habitación. Me sentía un poco apenada por hacerlo levantarse temprano justo el día que tenía de descanso.

Me apresuré para bañarme y salí casi corriendo de la regadera, ni siquiera me tomé el tiempo de secar mi cabello, me vestí y salí del baño directo a mi habitación en busca de un poco de maquillaje para disimular mi cara de zombi. El baño que me había dado, sin duda alguna no había funcionado para despertarme un poco.

Bajé las escaleras y mi papá ya estaba encendiendo el auto, un poco adormilado subió al asiento del conductor y bajó el vidrio de la ventana para indicarme que ya sólo estaba esperándome. Crucé por la puerta principal de la casa y abrí la puerta del carro. En seguida me di un ligero golpe en la frente con la palma de mi mano y regresé rápidamente a la sala de nuestra casa: había olvidado mi mochila. ¿Cómo pude olvidarla?

No importaba, sólo sabía que debía apresurarme y dejar de ser tan distraída.

Después de traer conmigo mi preciada mochila, subí al auto y me senté junto a mi papá, quien estaba anteriormente poniendo música en la radio.

—¿Ya podemos irnos? —preguntó mientras rascaba su oreja.

—Sí, perdón, me quedé dormida— respondí un poco apenada mientras me ponía el cinturón. Saqué mi celular de mi mochila para ver mi reflejo y observar que tan mal estaba mi cabello, me preguntaba si tendría posibilidades de hacerlo ver decente durante los próximos diez minutos. Diez minutos que llegaría tarde a la primera clase en la que tenía que entregar un proyecto sumamente importante que me costó tres días frente al computador, lágrimas de estrés y un fuerte dolor de cabeza.

Si hubiera podido hacer un berrinche y gritar con una almohada en mi cara, lo habría hecho.

Pero estaba en el auto con mi papá, él había puesto algo de música en la radio, así que opté por respirar profundo y aceptar que lo había echado a perder.

SATURNOWhere stories live. Discover now