Capítulo 2

452 128 284
                                    


C A P I T U L O
D O S


MARGOT HOWELL


Resoplé agotada cuando la profesora nos indicó que la clase había finalizado. ¡Aleluya!

Planeaba acercarme un poco a mis compañeros de equipo, sólo para que pudiéramos organizarnos en la manera en que estaríamos en contacto. Ellos hicieron lo mismo, bueno, casi todos. El castaño que había conocido mientras golpeaba la máquina expendedora ya se había alejado, lo vimos caminar hacia la salida.

—¡Oye! — le gritó una de las chicas.

—Deja que se vaya, no lo necesitamos ahora. Mañana hablaremos con él — sugerí.

—Bueno. Soy Brenda— se presentó la chica que anteriormente había gritado. Tenía un hermoso cabello castaño muy lacio y llevaba unos lentes redondos.

—Margot— me presenté y extendí mi brazo.

—Eric —saludó el chico de cabello negro —, creo que nunca hemos hablado antes. Reconocía sus rostros, pero no sabía exactamente quien era quien — soltó una risa. 

Pude concluir entonces, que el castaño al que no le había importado que ahora éramos un equipo, era Brad.

Brenda, Eric y yo intercambiamos números para poder enviarnos mensajes de texto por la tarde, de todos modos teníamos un buen tiempo para hacer nuestro trabajo, sólo esperaba que no fuera muy complicado trabajar con ellos.

—Me encargaré de conseguir el número de Brad— mencionó Eric.

—¿Has hablado con él? — pregunté frunciendo el ceño.

—No, nunca. Es muy raro, creo que no habla mucho, pero no importa. Va conmigo en otra clase.

—De acuerdo entonces —habló Brenda.

Me despedí de ellos y caminé hacia Adele, quien me esperaba en la puerta de la escuela para dirigirnos juntas a tomar el autobús.

—Dios, mi equipo de literatura apesta— se quejó mientras veía por la ventana cuando ya íbamos en el autobús.

—El mío...no lo sé. Creo que sería perfecto si no fuera por Brad— respondí mirando mi celular.

—¿Qué pasa con él?

—Apenas estábamos por organizarnos para poder estar en contacto y él, aunque nos vio, simplemente siguió de largo. Si no nos habló hoy, será muy complicado poder integrarlo al equipo con esa actitud— expliqué mientras volteaba mis ojos hacia arriba.

—Amiga, te deseo suerte —puso su mano en mi hombro y sonrió.

Unos minutos después, me despedí de ella y bajé del autobús, ella bajaba unas calles más adelante.

Llegué a casa para encontrarme con que mi hermano estaba discutiendo con mi mamá a causa de sus tareas de la escuela.

—¡No entiendo cómo hacerlo! — exclamó mi hermano Lucas. Tenía ya once años, era un poco tedioso que todo el tiempo se estuviese quejando de sus tareas como si fuera algo realmente difícil.

Mamá estaba en la cocina mientras levantaba su voz, insistiéndole que ya debería saber resolver ese tipo de problemas. Entré en silencio tratando de que no me involucraran en su discusión, mi plan era correr a mi habitación y esperar a que las cosas se calmaran, pero era demasiado ruidosa cuando necesitaba hacer silencio. Mi mochila golpeó a puerta, ocasionando que los dos se percataran de que ya estaba de regreso.

SATURNOOnde as histórias ganham vida. Descobre agora