Capítulo 4

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C A P I T U L O

C U A T R O


MARGOT HOWELL

—Del uno al diez, yo diría que un ocho— mencionó Alyssa cuando le pregunté que tan bien estaba pasándola en la universidad. Ella es mi mejor amiga desde que tenía diez, aunque solíamos estudiar juntas, no pudimos asistir a la misma universidad. Cuando se fue de intercambio, yo tuve que quedarme. Y aunque nuestra única manera de comunicarnos era mediante FaceTime, de todas formas, nos encantaba hablar por horas.

Era la clase de amiga que no podía ser reemplazada.

—¿Ocho? Eso es genial —dije entre risas.

—¿Qué hay de ti?

—Bueno...— divagué. Mi primer pensamiento por alguna razón que desconocía era Brad Simmons. Tal vez se debía a la gran curiosidad que me provocaba y lo misterioso que me parecía que era.

—¿Bueno...? —preguntó sonriente esperando mi respuesta.

—Hace unos días conocí a alguien...— expliqué y apreté los labios.

—Uy— me interrumpió mientras se encargaba de ajustar la iluminación de su habitación—. ¿Es lindo?

—Alyssa, sólo lo conozco porque tenemos un proyecto que entregar— alcé ambas cejas y apoyé mi rostro sobre mis manos.

—¿Y? Nada te asegura que no podrás conocerlo mejor con el tiempo.

—No lo sé, parece una persona misteriosa— apreté mis labios.

—¿Por qué lo piensas? — preguntó y en mi cabeza repasaba una gran lista de "motivos para pensar que Brad Simmons es un completo misterio". Pero para brindarle a mi amiga una forma más sencilla, simplemente le hablé de los comentarios que me habían dicho sobre él.

—Thomas dice que consume drogas, parece ser muy callado. Pero me lo he topado algunas veces y no parece ser un drogadicto. O bueno, no lo sé— levanté mis hombros mientras miraba al techo. Alyssa conocía a Thomas, al igual que yo, desde años atrás.

—Sabes cómo es Thom, puede llegar a ser un exagerado. Y estoy segura de que no te quedarás de brazos cruzados y dejarás pasar tu curiosidad— soltó una risita— ¿tengo razón?

Alyssa me conocía demasiado bien, sabía que por más que lo intentará, siempre fui una persona muy curiosa y que intentaba encontrar respuestas para entender aquello que tanto me dejaba pensando.

—Por eso eres mi mejor amiga— le sonreí y bebí de mi pequeña botella de agua.

Ella y yo nos quedamos un rato más hablando sobre la universidad, chicos, tareas, música y esos temas que tanto nos hacían quedarnos platicando hasta la madrugada. Cuando nos despedíamos, una parte de mi se iba con ella y regresaba cada vez que volvíamos a vernos por medio de videollamadas.

Era esa clase de amistad que me conocía tanto, quizá hasta mejor de lo que yo misma lo hacía. Era esa amiga que incluso sin decirle nada, me entendía del todo.

Al día siguiente y por la mañana justo antes de que la clase de la profesora Stella diera inicio, me encontré con Brad afuera del salón mientras se encontraba recargado sobre el barandal. Nuestro salón estaba ubicado en el segundo piso.

Lo miré un par de segundos, él no se había dado cuenta de eso gracias a sus audífonos y la fuerte música que posiblemente estaba escuchando, pues sacudía su cabeza disimuladamente. El viento despeinaba un poco su cabello y su vista se mantenía fija hacía el horizonte.

Y tomé una decisión sin saber por qué. Caminé hacia él y me pare a su lado, recargándome de la misma manera que él sobre el barandal y dirigiendo mi vista hacia el frente. Tomó unos segundos que Brad se percatara de mi presencia.

Retiró los audífonos de sus oídos y pude darme cuenta de que dirigió su vista hacia mí por unos instantes.

—Con que hoy lograste llegar temprano— soltó y regresó su mirada hacia el frente.

—Hey, siempre soy puntual— dije con cierto tono de sarcasmo y reí.

—Claro— mencionó y bajo su vista mientras rascaba su mentón.

No sabía cómo interpretar su expresión, era como si estuviera pensando en algo que le hacía ¿dudar? ¿o quizá le molestaba mi presencia? ¿le incomodaba? Simplemente no podría decir lo que pasaba por la cabeza de Brad Simmons en ese momento, ni podía adivinarlo, aunque lo intentara.

—¿Qué estabas escuchando? — decidí preguntar, intentando encontrar un tema de conversación.

—Música increíblemente buena. Nirvana —alzó ambas cejas y esbozó una ligera sonrisa, luego señaló su camisa. Una camisa negra con una imagen de una cara feliz, pero no cualquier carita feliz. Se trataba de una cara que, en vez de ojos normales, tenía cruces y su sonrisa ondulada mostraba una pequeña lengua.

Sonreí a causa de mi confusión.

—¿Nirvana? — mostré mis dientes.

—¿Nunca oíste ni una sola canción?

—¿De ella?

—Margot, es una banda.

—Ah, lo sé. Por eso preguntaba que si de ella, es decir, de la banda— mentí.

—Meh, parece que todavía no sabes mucho sobre música.

—Yo sé...— estaba por discutir que claro que lo sabía, pero entonces vi a la profesora Stella llegando a la escuela, lo que significaba que estaba por venir.

—Después te enseñaré— Brad me apuntó con su dedo índice y caminó hacia el salón de clases. Yo sonreí, él abrió la puerta del salón y yo pasé por debajo de su brazo. Seguido de mí, Brad entró y se dirigió al rincón, en donde se encontraba su asiento.

Cuando ya me encontraba en el interior del salón, me percaté de que Adele ya me estaba esperando con su mochila en mi asiento mientras comía una barrita de chocolate. Todavía en la puerta, le hice señas a mi amiga para avisarle que la profesora estaba viniendo y que debía esconder rápidamente lo que estaba comiendo. Ella logró entenderme y se apuró a terminar de comer. Yo solté una carcajada en cuanto la vi, era divertido ver como ella aun un poco adormilada se apuraba a esconder su comida, tenía algunas boronas en su cabello.

En ese momento, la maestra entró y me dirigió una mirada fulminante, debía estarse preguntando porque yo todavía me encontraba de pie. Entonces caminé hacia mi asiento con lentitud, aguantándome todavía las mil ganas que tenía de reír.

Por alguna razón, con mis ojos busqué a Brad y lo encontré mirándome sonriente.

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