Capítulo 7

275 74 188
                                    




C A P I T U L O

S I E T E


MARGOT HOWELL

Ir a una fiesta sin conocer siquiera a la persona que la organiza es, sin duda, una de las cosas más raras que he hecho, pero Thomas había estado insistiendo para que lo acompañara porque sabía que Marcus, al ser quien había planeado todo, no le pondría suficiente atención. Y la realidad es que Thomas era el tipo de persona que hablaba hasta por los codos siempre y cuando hubiera más gente conocida a su alrededor. Pero cuando no era así, prefería callarse la mayor parte del tiempo.

—No puedo creer que voy contigo sólo porque Marcus estará ocupado— chasqueé la lengua.

—Margot, ¿no quieres acompañar a esta pobre alma? — hizo un puchero.

—La pobre alma soy yo. Soy como una segunda opción— alcé una ceja y crucé mis brazos.

—Si lo dices de esa forma, suena muy feo— soltó una risa y pasó su mano por mi espalda para que continuara caminando. La casa de Marcus estaba a sólo unas cuantas cuadras de la casa de Thom. Y él había pasado por mi desde hace unos minutos atrás.

Nunca fui de las personas que iban a fiestas tan seguido, quizá porque mis amigos siempre preferían organizar reuniones pequeñas. Pero el no haber ido a muchas fiestas no significaba que no me gustaran. Era divertido, o bueno, al menos eso pensé.

Apenas llegamos a la casa de Marcus, me sorprendí al ver la gran cantidad de personas que había dentro y fuera de la casa. Las luces que se alcanzaban a ver a través de la ventana y el fuerte sonido de la música me hacían cuestionarme si realmente quería entrar a ese lugar sin conocer a nadie más que a Thom.

Porque no, yo casi nunca había interactuado con Marcus.

—¿Estás seguro? Bueno, quizá él no se va a dar cuenta de que no viniste— levanté un poco mi vista para mirarle el rostro.

—No seas miedosa, Margot. Vamos a entrar y vamos a pasarla muy bien— asintió con su cabeza.

—Sólo no bebas mucho, no sabré como llevarnos de vuelta a casa contigo vomitando— reí mientras recordaba algunas de las veces en que Thomas se había emborrachado demasiado como para terminar tirado en el suelo.

—No lo haré. Tú quédate cerca para no perderte entre la gente.

—No voy a perderme.

—Mides poco más de metro y medio, estoy seguro de que puedes perderte— soltó una carcajada mientras yo fruncí el ceño y me crucé de brazos fingiendo estar enojada, aunque la verdad era que ya estábamos acostumbrados a molestarnos el uno al otro de una forma divertida.

Resoplé un poco nerviosa y me aferré al brazo de Thomas para entrar y caminar entre la gran cantidad de personas que bailaban, gritaban y cantaban al ritmo de la música. Ni siquiera sabía hacia donde nos dirigíamos, pero sabía que era sumamente difícil caminar entre todos ellos.

—¡Esto sí que es una fiesta! —uno de ellos alzó su brazo y aunque se veía un poco mareado, con el otro llevó su vaso de cerveza a su boca para dar un trago. Estaba segura de que en cualquier momento se terminaría cayendo, olía demasiado a alcohol.

Di unos pasos hacia atrás para alejarme un poco de él, pero sin soltarme del brazo de Thom.

—¡Thomas! —escuché que una voz ronca lo llamó.

—¡Marcus! ¡Hola! —Thomas caminó hacia su amigo para saludarlo, pero yo había decidido no moverme de donde estaba. La cocina empezaba a llenarse cada vez de más humo a causa de los cigarros que la mayoría se encontraba fumando y yo empezaba a perder de vista a Thomas.

SATURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora