Capítulo 14

207 58 187
                                    







C A P I T U L O

C A T O R C E




MARGOT


—¡Corre, corre, corre! —exclamé entre risas.

Eran cerca de las ocho de la noche, Brad y yo habíamos ido a un supermercado porque le pedí que me acompañara, y de un momento a otro, ahora yo me encontraba dentro de uno de esos carritos de compras. Brad estaba manejándolo, y nos estábamos metiendo entre los pasillos con rapidez.

—¡Voy por allá! —respondió entre risas.

—Ay, no. ¡Brad, corre! —dije riendo.

Era una risa que no podía controlar al darme cuenta de que uno de los empleados nos haba visto, lo que significaba que estábamos en problemas.

—¡Oigan! ¡No pueden hacer eso! —exclamó molesto, para posteriormente correr tras nosotros.

—¡Rápido, rápido! —mencioné entre carcajadas.

—¡Vámonos! ¡Adiós! —respondió él entre risas.

Tres empleados estaban tras nosotros, miré a los lados percatándome de que venían justo tras nosotros y eso por algún motivo, me parecía emocionante.

—¡Deténganse! —gritó uno de ellos, cuando accidentalmente tumbamos una pila de cajas de cereal.

Brad se dirigió a la salida aun corriendo, por lo que logramos escapar y Brad continuó corriendo y guiando el carrito por el estacionamiento. El viento soplaba en mi rostro y me sentía plenamente feliz. Estaba divirtiéndome, como quizá nunca me habría atrevido a hacerlo antes.

Todo era perfecto y emocionante, hasta que accidentalmente una de las llantas pasó sobre una roca, haciendo que este se volteara y ambos cayéramos al suelo. Cuando caí, aún estaba dentro de la canasta del carrito, pero cuando éste chocó con el pavimento, mi cuerpo quedó fuera de el. Me quedé en el suelo unos segundos más porque estaba riéndome tanto como hacía tiempo no lo había hecho.

Brad se levantó del suelo y se dirigió rápidamente hacia mí, colocando su mano en mi hombro.

—Howell. Oye, contesta, ¿estás bien? —preguntó un poco alarmado.

—Eso fue ¡divertido! —dije aun entre risas.

Brad me ayudó a ponerme de pie, seguido de eso, me estiró hacia él y me rodeó con ambos brazos, pasando una de sus manos por mi nuca y enredando sus dedos en mi cabello.

—Lo siento, no fue adrede. En serio, perdóname.

—Eh...pero está bien...—respondí, algo confundida.

—Lo siento —volvió a mencionar, ahora separándose de mi y dejando salir un suspiro.

—Brad, ¿estás bien? —arrugué mi frente, ladeando mi cabeza un poco y mirándole el rostro.

—Sí —esnifó —,¿tú lo estás?

—Sí —contesté.

—Perdón. Eso fue estúpido —dijo, mirando al suelo.

—No realmente. Fue diver...

—Sólo...vámonos ya—mencionó, sin mirarme.

Yo solo asentí con la cabeza y volvimos a su auto, para entonces conducir a mi casa.

El camino fue algo incómodo, porque Brad y yo no intercambiamos palabras, noté que él no quería hacerlo, así que decidí permanecer en silencio. No fue hasta que llegamos a casa que parecía haberse tranquilizado y había vuelto a ser el chico desinteresado que conocí.

SATURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora