Epílogo

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Cuando las gotas de lluvia cayeron del cielo
El día que me dejaste, un ángel lloró
Oh, ella lloró, un ángel lloró
Ella lloró

-raindrops (an angel cried) Ariana Grande








Cinco días después, Natalie me pidió que me quedara con Coco. Dijo que le gustaría poder cuidarlo también, pero que por falta de tiempo no podría darle la atención suficiente. Así que yo me quedaría con él.

Ahora, habían pasado tan sólo dos semanas.

—Bradley Simmons Grant. 18 de noviembre de 1998 a 31 de enero de 2019 — suspiré después de leer, mirando fijamente la lápida mientras dejaba un ramo de flores blancas.

Me había acostumbrado a estar con él, a admirar sus ojos tan perdidos y hermosos a la vez, al toque de sus manos en mi rostro. Si tan sólo hubiera sabido que ya nunca más estaría aquí, hubiera hecho que los momentos duraran un poco más.

Pero él se fue. Sus ojos se apagaron, su sonrisa desapareció, su voz se esfumó y su ausencia cada vez era más fuerte y esa salida se convirtió en una despedida, pero yo no lo sabía en ese momento. Hubiera dado cualquier cosa por tener la oportunidad de despedirme.

Él y yo éramos como el calor del verano, pero ahora junto a mi sólo se encontraba su ausencia, y eso se convirtió en un amargo invierno.

Cerré los ojos sintiendo una lágrima resbalar por mi rostro. Pasé mis dedos sobre mis mejillas, limpiando la humedad. Respiré hondo y flexioné mis piernas para sentarme.

—Después de todo, recibí la carta. ¿Y sabes qué? Te había elegido también. Escuché Never Say Never de The Fray. Esa canción que mencionaste, escuchabas todas las noches. Ahora yo la sigo escuchando cada noche por ti. Perdóname —sollocé —, te dejé ir un instante y no debí hacerlo, pero estábamos uniéndonos de nuevo. Sé que sí.

Chris y Jessie finalmente empezaron una relación más formal, porque Jess conoció a los padres de Chris y viceversa.

Quince días después de la muerte de Brad, Natalie descubrió que estaba embarazada.

Anna y Walter tuvieron algunos problemas y decidieron que necesitaban darse un tiempo. Aunque no se divorciaron, ahora no viven juntos.

Todavía no entendía lo que hicimos para merecer la distancia. El destino nos intentó juntar, pero la vida nos condenó a estar separados.

—¿Qué voy a hacer si ya no estás? Te necesito, te quiero de vuelta — hablé con la voz rota —, ojalá hubiera pasado más tiempo contigo... te prometo que voy a luchar, te prometo que voy a ser fuerte, voy a vivir por los dos. Voy a dar lo mejor de mí y siempre voy a llevarte conmigo, lo prometo.

Planté un breve beso sobre el mármol y antes de ponerme de pie, posé mi mano sobre la lápida para dejar salir un pequeño silbido de mis labios, aunque esta vez él no podía responderlo. Nos dijimos que estaríamos juntos para siempre.

—Te amo.

Me di cuenta de que un día, puedes tenerlo todo y al día siguiente, nada.

Y descubrí que siempre tiene una fecha de caducidad.


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La tarde ya se había convertido en la noche, quedaban muy pocas horas para que el día finalizara y yo tenía algo más por hacer.

—Saldré un momento, ¿está bien? No tardaré mucho —avisé a mi mamá.

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