Capítulo 6

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C A P I T U L O

S E I S




MARGOT HOWELL

El deporte nunca fue para mí. Estaba convencida de que no nací para eso, era demasiado torpe. Me cansaba rápido y no era muy ágil. Algunas veces había tenido suerte con el básquet, pero cuando se trataba de vóley o de futbol, apestaba. El profesor de la clase de deportes, Marlon, no dejaba de gritar que no fuéramos unos debiluchos y que pidiéramos el balón. Pero ponerme a mí a jugar futbol era como pedirle a un pez que respirara fuera del agua: terminaría en el suelo jadeando.

Y posiblemente pediría una ambulancia.

Alguien lanzó el balón y este golpeó accidentalmente mi cabeza.

—¡Lo siento! —Thomas soltó una carcajada.

—Eres un idiota— entrecerré mis ojos mientras lo veía burlarse.

Me rendí, estaba cansada y el profesor Marlon ya se había dado la vuelta mientras se perdía en la pantalla de su celular.

—¡Animo, Howell! — escuché exclamar a mi espalda, proveniente de la puerta que daba hacia el interior del edificio. Escuché su risa ronca y comprobé que Thomas no había sido el único que se divertía viéndome sufrir. Brad me miraba recargado en el marco de la puerta, con las manos en sus bolsillos.

Le regalé una sonrisa falsa mientras todavía sobaba mi cabeza e intentaba recuperar mi respiración. Brad me hizo una seña para que me acercara. Luego de asegurarme que el maestro Marlon siguiera embobado con su celular, me acerqué a él.

—Vámonos de acá. Igual no vas a volver a entrar al partido— extendió su brazo señalando la entrada al edificio.

—Si él me ve, me hará regresar.

—No va a verte, sólo míralo— lo señaló con sus ojos. Y tenía razón. Marlon estaba en otro mundo cada vez que tenía su celular en la mano. Sin pensarlo más, crucé la puerta rápidamente y escuché los pasos de Brad detrás de mí.

La universidad se especializaba en diferentes carreras, una de ellas era astronomía. Y aunque no era mi carrera, sabía que había un salón lleno de imágenes del universo.

Me sorprendía ver las maravillas que había mucho más allá, cosas que posiblemente mis ojos jamás podrían ver más que solo en una imagen. Pasamos frente a ese salón y me detuve a un momento para ver a través de la puerta que estaba medio abierta. Brad había seguido caminando, pero después regresó hacia donde yo me quedé.

—Es impresionante— mencioné sin quitar mis ojos del interior del salón.

—Sí. Mi hermana estuvo aquí. Estudió astronomía— pasó su mano por su cabello.

—Debió haber sido interesante— respondí esbozando una sonrisa.

—Meh, no lo sé— siguió caminando. Por alguna razón, caminé detrás de él, nuevamente sin saber hacia dónde se dirigía, todavía preocupada por haber escapado de la clase de deportes.

Pero entonces vi a mi amigo aproximarse, lo que sabía, podría traerme algunos pequeños problemas. Sabía que Thomas se preocupaba por mí, y realmente apreciaba eso. Sólo que a veces odiaba que intentara tener la razón siempre, cuando había ocasiones en que se equivocaba, al igual que todo el mundo.

—Bueno, Brad. Gracias por ayudarme a escapar de la clase de Marlon— dejé de caminar y le sonreí apretando mis labios a causa de los nervios de toparme de frente con Thomas. Lo único que no quería era que me hiciera preguntas frente a Brad, porque podía llegar a ser grosero y por más que habíamos discutido sobre su falta de empatía en algunas ocasiones, simplemente no lograba que eso cambiara.

—Ajá. Ya puedes irte si quieres.

—Bien, ahora estás diciéndome que me vaya.

—Howell, puedo ver tu expresión de incomodidad— resopló y pude notar una pequeña sonrisa en su rostro.

—No es verdad— me limité a responder. Era un poco triste saber que él pensaba que yo quería irme. Es decir, no me desagradaba su compañía, no era como que quisiera alejarme de él. Por algún motivo, parecía ser que, desde su punto de vista, las personas no querían tenerlo muy cerca. O al menos eso pensaba de mí.

—No tienes que mentir.

—No hago eso. ¿Sabes qué? — posé mis manos sobre mi cintura —, hablaremos sobre el proyecto de literatura. Ni siquiera hemos hecho algún avance, le dije a Brenda y a Eric que hablaría contigo sobre eso— me di la vuelta y empecé a caminar planeando que me siguiera.

Para mi buena suerte, él lo hizo. Así que perdí de vista a Thomas.

—Ajá, ¿Qué tienes en mente? —cuestionó.

—Bueno, se supone que tenemos que elaborar algo relacionado con la literatura. Eso sonó algo obvio— expliqué.

—¿Eso que significa? — hizo un divertido mohín.

—Tú sabes, debemos representar algo como...— me interrumpió.

—No. No lo sé. No estuve en muchas de las clases— me quedé mirándolo con un poco de seriedad, me molestaba que no me dejara terminar mis oraciones.

—Si me dejaras hablar, podría explicártelo— me crucé de brazos fingiendo estar algo enojada.

—A ver— alzó sus cejas.

—Bueno— jugué con mis manos—, se supone que simplemente presentaremos algo por medio de un video. Podríamos hacer una obra de teatro, escribiríamos un guion. ¡O recitar poesía! O escribir un ensayo sobre algo que...— nuevamente me interrumpió, pero esta vez habló para sí mismo en voz baja.

—Ensayos, poesía, todo eso es aburrido—resopló y se quedó pensando unos cuantos segundos—, música...— mencionó como si lo estuviera pensando, sólo que tal vez olvidó que lo dijo en voz alta.

—¡Que buena idea! —exclamé pegando un ligero brinco.

—¿Qué? No, olvídalo— hizo un gesto de desagrado. Me quedé dudando un par de segundos, porque realmente me parecía que era algo que en el momento que lo dijo, ocasionó que se le iluminara ligeramente el rostro con una sonrisa, así que no entendía por qué de pronto decidía rechazarlo.

—¡No! Me gusta, es una buena idea. Es creativo y suena a que sería divertido— dije parándome frente a él.

En ese momento, Adele se aproximó a mi para saludarme y recordarme que en unos minutos empezaría nuestra próxima clase. Ella se quedó mirando a Brad unos segundos, después me miró a mí. Su rostro denotaba confusión, y yo sabía que era porque anteriormente yo me había estado quejando un poco sobre Brad, ahora estaba aquí, hablando con él.

Solo nosotros dos.

—Howell, entiende que no, sólo olvídalo ¿de acuerdo? — mencionó al ver a mi amiga y siguió caminando, dejándome atrás y perdiéndose entre la multitud de alumnos que inundaban los pasillos.

SATURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora