Capitulo 8

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-¿Donde está Ryan?- es lo primero que sale de mi boca, me cuesta hablar y mi garganta esta muy seca. Mi madre que intenta no llorar me abraza fuertemente, inhalo su perfume que me resulta vagamente conocido, se que es su perfume de siempre pero lo siento extraño como algo que no he olido en mucho tiempo. Muchos recuerdos vienen a mi mente y aunque siento ganas de llorar no sale ni una sola lágrima.

-Oh mi cielo, mi pequeña- toma mi rostro entre sus manos y me siento irritada. -Todo va estar bien, estas aquí ya nada debe preocuparte- no encuentro ningún significado a sus palabras, es como si estuviera vacía, no digo nada y ella me observa una vez más, está asombrada, sale de la habitación en busca de un doctor.

Pienso en lo que paso, se que fue real pero no puedo parar de pensar que parecio un sueño, los recuerdos de los disparos y la sangre nublan mi visión y empiezo a sentir una sensación de ahogo. La puerta se abre y entra mi madre junto al doctor.

-Señorita Miller ¿Como se siente?- siento una sensación de enojo y ganas de gritar, no doy una respuesta. Revisa sus apuntes, luego me hace una pequeña inspección, mira mis ojos, luego anota, pregunta por mis sentidos, solo le doy asentamientos de cabeza, vuelve a anotar. -¿Me ha dicho que ella ha hablado?- voltea a ver a mamá que no para de lloriquear.

-Si doctor, ella ha preguntado por...- el doctor la corta y vuelve a observarme.

-Pues todo luce muy bien, al parecer el coma inducido ha servido para su recuperación- me atraganto con mis palabras, de que hablaba aquel doctorcillo de quinta.

-¿Coma inducido?- pregunto indignada, vuelve a anotar algo en la libreta. -Me han tenido en coma sin mi permiso ¿Por cuanto tiempo?- observo con reproche a mi madre.

-Fue por tu bien cariño, entiendenos- me sentía furiosa, asustada y confundida.

-¿Que sucedió? Porque lo último que recuerdo fue...- me quedo en silencio pensando en que no recuerdo mucho de lo sucedido. -¿Donde está Ryan? ¿Donde está papá?- tardé en darme cuenta que había empezado a gritar.

-Señorita Miller cálmese, su garganta esta bastante lastimada y no queremos que esté más tiempo internada ¿o si?- quería partirle la maldita cara al doctor, intenté calmarme, quería salir de allí, quería respuesta y obviamente mi madre no iba a dármelas. Después de un rato procedieron a hacerme unos cuantos exámenes más y con suerte mañana ya estaría en casa. Quería ver a Ryan saber si estaba bien y preguntarle qué habia pasado, me aterraba no recordar nada.

Le insistí mucho a mamá en que se fuera a casa, a pesar de que nada volvería a ser como antes no temía de estar sola en ese hospital, papá vendría mañana y me daría las respuestas que necesitaba. Mi madre prefirió dormir en aquel sillón que la verdad se veía bastante comodo pero no sabía cuántas noches había pasado allí y me sentía mal por ella. Solo estaba encendida una pequeña lámpara en la mesita que estaba al lado de la camilla, no podía parar de pensar tratando de recordar lo sucedido. Sangre y disparos es lo que viene a mi mente, observo mis brazos tengo cicatrices en mis muñecas y unas cuantas más alrededor de mi brazo derecho, aún no salgo del asombro de las cosas, sobrevivimos a un secuestro de muchos días, no llevaba una cuenta exacta pero podría jurar que fueron meses y aquí estaba con vida. Era increíble las vueltas que daba la vida, debí quedarme dormida porque cuando abrí los ojos ya era de día.

Estaba sola en la habitación tenía ganas de ir al baño y no hallaba la forma de levantarme sin arrancarme todos esos cables que estaban conectados a mi cuerpo. Con mucho cuidado fui quitando uno por uno y cuando estaba lista para salir la puerta se abrió. Papá entro con una enorme sonrisa que luego cambio a un rostro triste y lleno de lágrimas, se hecho a llorar mientras me abrazaba y sorprendentemente ni una sola lágrima salió de mis ojos, sentía un vacío en mi pecho como si me fueran despojado de algo muy importante.

-Alex, mírame- sus ojos buscaban los míos. -Te prometo que hallaré a los culpables, nadie volverá a lastimarte mi pequeña- no entendía nada ¿Acaso no habían atrapado a los malos? Lo observé enfundado en su uniforme de la OSG y eso me causa gracia.

-Papá ya quiero irme, quiero...- soy interrumpida por una voz conocida, el doctor entra junto a mi madre.

-Oh veo que ya has despertado- dice el doctor muy sonriente, luego observa los cables que cuelgan de una máquina. -Bueno aquí traigo tu salida- la extiende y cuando voy a tomarla la retira. -Nos veremos constantemente para tus chequeos- sonríe sin mostrar sus dientes y luego extiende el papel hacia mi madre. Todos salen de la habitación y procedo a cambiarme con algo de ropa que trajo mamá, el camino a casa es silencioso y se me hace eterno, sé que apenas pise mi hogar empezare a obtener respuestas.

ResilienciaOn viuen les histories. Descobreix ara