Capitulo 22

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Me duele la cabeza y mis ojos están hinchados, siento que mi cuerpo vuelve al estado de depresión en el que estaba cuando llegué a este lugar. Me doy una ducha rápida y no me molesto en arreglar mi aspecto.

Conduzco con todos mis sentidos alerta, está mañana que me desperté en el piso de mi habitación no entendía que pasaba, entonces volví a ver el papel en mi mano y regrese a mi oscura realidad.

En la facultad no veo a Mara por ningún lado, camino intentando encontrar el aula de manualidades, se que he estado antes allí pero me siento perdida en este lugar, varias personas me observan y me asusto al oír sonar mi teléfono, lo saco de mi mochila, es mamá.

—Hola —mi voz es temblorosa y se que en cualquier momento voy a llorar.

—Alex, cariño, ¿Estas bien? —solo escuchar su voz hacen que mis lágrimas se desborden, me siento tan sola y vulnerable.

La voz desesperada de mi madre me pide que me calme y le expliqué que sucede, pero no puedo hablar, me echo en el suelo con el teléfono en mi oreja, y me quedo allí escuchando su voz hasta que llega el rector junto a Dayana, la psicóloga.

—Señorita Miller, ¿Se encuentra bien? —pregunta el rector, veo a Brays abrirse paso entre la multitud de estudiantes que me observan.

—Alex —su voz es un susurro, toma mi rostro entre sus manos—. Te voy a sacar de aquí —me envuelve entre sus brazos y me pongo de pie.

—¿A donde cree que la lleva Lennox? —no puedo verlo pero sé que Brays esta molesto.

—Lejos de aquí, cree que voy a dejar que la exponga de esta manera —el rector no dice nada, e interviene Dayana.

—Es mejor que la lleves a mi oficina —de reojo puedo observar como todos tienen una mirada curiosa y aterradora.

Quizá piensen que estoy loca y talvez tengan razón, me siento débil, no sé si esto es real, no sé dónde estoy y solo quiero estar en casa, quiero volver a mi vida de antes.

—Llévame con la psicóloga —le pido a Brays, se abre paso nuevamente de manera brusca y me lleva a la oficina de Dayana.

Estoy en el sillón de la oficina, Dayana me ha ofrecido un poco de agua y ya estoy más tranquila, Brays no ha podido entrar conmigo.

—¿Que sucedió cariño? —no quiero contarle a nadie lo de la nota.

—Tuve una pesadilla, me he levantado mal —miento, e invento una historia diferente—. No sé como llegue hasta aquí —Dayana me mira y por un momento pienso en que no va a creerme, pero finalmente anota algo en su libreta.

—Deberías descansar un poco, ¿Él chico Lennox es tu novio? —la observo confundida.

—¿Quién? —no me gusta la sonrisa que me da, siento que me trata como si fuera retrasada.

—Brays Lennox, parecían muy unidos —me molesta el hecho de que pregunte eso, pero más me molesta la forma en que dijo su nombre, con tanta confianza, como si fuera su amiga.

—Eso no le incumbe, pero para que esté tranquila, no, no es mi novio —recojo mis cosas y salgo de allí.

Afuera me encuentro con Brays, Mike y Mara, la última se lanza hacía mí y me abraza muy fuerte, vuelvo a sentir ganas de llorar pero me niego a hacerlo.

—Te esperé está mañana, pero se hizo tarde —la chica tiene sus ojos llorosos—. Perdón, debí llamarte —le doy una sonrisa tranquilizadora y me aparto un poco.

—¿Estas bien? —pregunta Mike en tono serio.

—Estoy bien, no fue nada —sonrío, pero él no lo hace, de hecho ninguno de ellos sonríe.

ResilienciaWhere stories live. Discover now