Capitulo 14

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Desde que murió Ryan adquirí la mala costumbre de pensar que todos los días eran malos, y para mí lo son. Intento creer que cada día será un mejor día pero nunca sucede, llego a casa y el no está, no salgo porque no será con el, la vida pasa y yo solo estoy aquí, sola y triste. Me da miedo avanzar y dejarlo atrás, le temo a mis pesadillas pero me consuela que aún puedo verlo en ellas, no quiero enfrentar la vida sin Ryan.

–Hey, Alex ¿Estas bien?– salgo de mis pensamientos y observo a Mara que sacude su mano enfrente de mí.

–¿Que pasa a dónde van todos?– pregunto mientras veo que todos salen del salón, ella arruga sus cejas y luego sonríe, me cae muy bien porque a pesar de todo ella siempre parece feliz; aún me siento mal por lo mal que la traté.

–Acabó la clase, estas durmiendo con los ojos abiertos– camina hacia la salida del salón, mientras yo acomodo mi mochila, quisiera contarle mi pasado para que pudiera entender un poco, pero me da miedo que deje de verme como su amiga y empiece a tenerme lástima.

La próxima clase es de deportes, antes me gustaba pero como muchas otras cosas más ya no veo nada de la misma manera. Hace frío y la maestra ha decidido firmemente que entraríamos en calor trotando. Por suerte yo traje un buso con capucha, lo acomodo de manera que la humedad no esponje tanto mi cabello, he intentado cuidarlo un poco más desde la visita de mis padres.

Ya llevamos dos vueltas y he dejado a Mara atrás, no estoy en forma pero tampoco estoy tan gastada. Rebaso a un par de chicas y continuo la marcha un poco más despacio.

–Hola.... Eres... Eres Alexandra?– una rubia ojos azules corre a mi lado jadeante, la miro de reojo.

–Esa soy yo– respondo a su pregunta mientras intento apretar la marcha, la chica vuelve a alcanzarme.

–¿Es cierto que quedaste un poco loquita?–  me freno de golpe provocando que todos los de atrás hagan lo mismo, la chica sonríe de manera petulante mientras hace una seña con sus dedos.

–¿Que has dicho perra?– ataco enojada, aquí otra faceta más después del secuestro, obtuve un bono extra con esta parte agresiva que surgió en mi, ya estaba harta de escuchar lo mismo.

–Eh tranquila, que solo ha sido una broma– vuelve a reír pero está vez, otro grupito más la acompaña en su burla, no lo pienso un minuto más y lanzó un puñetazo directo a su diminuta nariz de rubia. Toda la clase jadea sorprendida y escucho el pito de la maestra.

–¡Señorita Miller! Vaya con el rector– Mara me acompaña pero la maestra la detiene.

Escucho la voz del rector, su tono es suave y cuidadoso, como si tuviera en frente a algún animal indefenso.

–Entiendo su condición señorita Miller– dice  mirandome con lástima. –Estamos para apoyarla, hemos hecho un apartado de tres días a la semana para que vaya con nuestro psicólogo– me sorprendo con esa noticia, y por un momento no sé qué decir, el rector me sonríe sin mostrar sus dientes, no me inspira confianza.

–No quiero ir, no voy a ir– afirmo de manera contundente, el hombre no pierde la postura y vuelve a usar el mismo tono de voz suave.

–Lo hará, no está a discusión– voy a protestar pero me interrumpe. –Si no lo hace tendrá que marcharse, su conducta violenta puede causar otro tipo de problemas que la facultad no está dispuesta a tolerar– aprieto mis dientes con fuerza para no decirle todo lo que está pasando por mí mente. Cuando ve que no protesto vuelve a sonreír y desliza un papel sobre el escritorio. Lo tomo y leo el horario de mis consultas.
–Es lo mejor para todos, usted será la más beneficiada, que tenga un buen día– señala hacia la puerta y me levanto bruscamente, tiro de mi mochila para expresar mi enojo, no puedo creer que ese hombre me haya manipulado de tal forma.

Camino apresurada entre los estudiantes que intentan llegar a alguna clase, choco varias veces con muchas personas pero no le doy importancia, cruzo a la derecha para irme a casa y me choco fuertemente con alguien, mi cuerpo va hacia atrás pero Brays es más rápido y me sostiene.

–Hey ten más cuidado– dice sonriente, yo por el contrario me sacudo su agarre y sus cejas se hunden. –¿Sucede algo?– no quiero quejarme como niña chiquita pero es frustrante guardarlo todo, le muestro el papel arrugado que traigo en la mano.

–Ahora debo ir al Psicólogo– sigue leyendo el papel, mientras asiente con su cabeza.

–Has golpeado a una chica– afirma, sus ojos azules me miran con algo de reproche pero su sonrisa me confirma que no está jusgandome.

–Se lo merecía, ella me...– me callo porque no quiero que sepa que se ha burlado de mí.

–¿Ella te..?– pregunta, niego con mi cabeza y le arrebato el papel de su mano.

–Olvidalo, me voy a casa– mira su reloj, yo sé que es temprano pero el día no ha sido muy bueno que digamos.

–¿Estarás bien? ¿Quieres que te acompañe?– niego y me despido de el con mi mano.

Llego a casa y tiro la mochila sobre el sofá, saco mis zapatos y voy a la cocina, estoy a punto de servirme un vaso con agua cuando tocan mi puerta. Nadie sabe dónde vivo solo Brays pero el se quedó en la facultad ¿Me habrá seguido a casa? Mi corazón empieza a latir rápidamente y mis manos empiezan a sudar, vuelven a tocar y avanzó hacia la puerta, puedo quedarme aquí y no abrir, quizás no sea nada malo, respiro profundo y abro rápidamente, por un momento pensé en no encontrar a nadie allí pero mi sorpresa fue mayor al observar a el hombre en mi puerta.

–Hola Alex, por fin vuelvo a verte– mi cerebro me ordenaba cerrar la puerta en su cara pero al contrario de eso me hice a un lado para que el padre de Ryan entrara.

Hola! Como van? Estoy muy feliz por el avance y el apoyo que ha tenido la novela, gracias corazones por el inmenso amor que le brindan a mi historia que también es su historia. ¿Que opinan de este capítulo? Voten, comenten y si quieren compartan, muchos besitos y buenas vibras 😘😘💖

Pueden deslizar que hay un capitulo sorpresa para ustedes.

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