Contrato de amor •|Kookmin AU|•

Intento fallido

Narra Jungkook

Llego a mi departamento de mal humor. Un estado que ya se ha hecho costumbre.
La situación que viví fue humillante como poco y tras de eso me encuentro con la cara que menos quiero ver en este momento, la de mi madre, y obviamente me como todo su sermón.

No sé cómo diablos hizo para localizarme y arruinar mis planes, pero algo si sé... aquí Park tuvo algo que ver.

A cada instante lo odio más.

Suspiro...

Voy a la cocina por un trago de agua para poder tomar una pastilla, aún no me recupero de la resaca de la noche pasada y con toda esta situación mi cabeza va explotar en cualquier momento.

No hay señales de él.
Creo que se encerró bajo siete llaves en el cuarto de baño, cobarde.
Es lo mejor que pudo hacer porque sería capaz de estrangularlo en este mismo instante.

Subo a mi cuarto, me quito la ropa y sin perder tiempo me meto en la ducha. No hay nada mejor que un baño caliente.
Dejo que el agua sea la encargada de relajar los músculos de mi cuerpo, me duele todo...
Sonrío al recordar lo único bueno a lo largo de este día, mi encuentro fugaz con esa pelirroja, que sin dudas volveré a ver.

Termino de ducharme y envuelvo la toalla a mi cadera para meterme al vestidor. Pero agradable es mi sorpresa cuando entro al mismo y lo veo hurgando entre sus cosas.

—¡Pero miren quién está aquí! —le digo mientras me dirijo hacia los cajones de mí  ropa interior.

Mí objetivo es logrado porque al toque su actitud cambia.
Me tiene miedo.

—Perdón, sólo vine por mí uniforme, ya me voy. —veo su incomodidad a través del espejo y creo que esto lo voy a disfrutar, mucho.

Volteo aún con la toalla enroscada en mi cuerpo y lo miro con los brazos cruzados.

—¡Aaag por Dios! No puede ser cierto. —largo la risa—. No puedes tener ese pijama tan feo... Pega contigo.

—¿Perdón? —él voltea a verme y parece sorprendido al notar que estoy prácticamente desnudo—. ¿Quieres taparte un poco?  —me pide corriendo su mirada.

—¿Por qué? Te recuerdo que el intruso aquí eres tú... Por si lo habías olvidado.

—Mejor ya me voy. —agarra sus zapatos e intenta salir pero yo me antepongo en su camino—. ¿Ahora qué pasa? —me pregunta impaciente.

—Te debes de haber divertido mucho escuchando todo lo que mi madre me dijo, verdad?

—Te equivocas. Yo no acostumbro a escuchar conversaciones ajenas. —dice sosteniéndome la mirada.

—No te creo... —seguramente se habrá regocijado con lo que logró.

—Pues lo siento por ti. —me dice gesticulando cada palabra. No puedo evitar mirarle los labios, me odio por ello—. Ahora, sí me disculpas, ya me voy.

En ese momento algo llama mi atención de lo que lleva entre sus pertenencias y por supuesto, no me quedo con la intriga.

—¿Qué llevas ahí? —le pregunto señalando sus brazos.

—Ya te dije, mi uniforme y algunas cosas que necesito... —trato de agarrar lo que creo que son un par de zapatillas de baile, pero él se voltea de inmediato hacia un lado impidiéndomelo.

—¿Es lo que creo que es? —digo arqueando mis cejas.

—No te interesa, son mis cosas. Déjame pasar. —protesta.

—¿A caso tú... bailas? —eso realmente me sorprende.

—¿Te importa? —me responde altanero.

—Seguramente te verás muy gracioso Park... —aprovecho la ocasión para burlarme—. ¡En serio te gusta hacer el ridículo! —se pone rojo de furia y así lo llevo finalmente donde quería.