Adicto a él

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Narra Jimin

Había despertado la mañana siguiente antes que él.

Estaba totalmente absorto escuchando su respiración, perdido en en todo lo que comenzaba a significar ese hombre en mí vida.

Me preguntaba cuál sería la causa de su leve sonrisa mientras dormía, en qué lugares andaría en sus sueños totalmente alejado de este mundo.

                  Tal vez el motivo era yo...

Me gustaba creer que sí...

Me sentía por primera vez tan bien que podría pasar el resto de mis días justo aquí, a su lado y perderme en este momento para siempre.

Él... ¿Había llegado para salvarme?

Había leído muchas novelas de amor, había visto cientos de películas donde hablaban de un sentimiento tan consumidor, que era capaz de unir todas tus piezas más rotas, de sacarte de la oscuridad más profunda y mostrarte al fin la luz.
Sé que estoy siendo algo sentimental, depositando todas mis esperanzas en un hombre que apenas conozco, pero decidí confiar en él y seguir a mi corazón en esta locura...
Después de todo... ¿Qué es el amor? Sino es locura, si no es obsesión.
Yo quiero un amor así.

Me encontraba acostado en su cama, entre sus brazos, tan cerca que podía escuchar los latidos de su corazón, llenarme con su maravilloso aroma y sin más ropa que nuestra propia piel.

Luego de pasar no sé cuánto tiempo deleitándome en su paz, no me resisto más y me atrevo a tocarlo. Acaricio su rostro, delineando sus labios y él comienza a reaccionar.

—Es de mala educación quedarse mirando a la gente. ¿Lo sabías? —me susurra aún con los ojos cerrados y yo me sobresalto.

—Perdón, no me pude resistir. —le digo mientras vuelvo a acariciar su mejilla.

—Tendrás que ganarte el perdón por interrumpir mi preciado sueño cariño...  —comienza a agradarme su lado pícaro.

Me tumba boca arriba mientras se coloca entre mis piernas y ya puedo sentir que está excitado.

Sonrío como el tonto que soy...

—¿Se puede saber qué es lo que te causa gracia? —clava su cara en mi cuello y comienza a besarme.

—Es que me da cosquillas... —suelto entre carcajadas.

—Esto no es justo. —refunfuña—. A mí se me pone dura la polla y tú sólo te ríes.

Lo veo que estira su brazo para tomar el pote de lubricante de la mesa de noche y me resigno a lo que se viene.

—Debes hacerte cargo de lo que provocaste, pequeño. —estoy a su entera disposición.

—Lo siento... —es mentira, no lo siento nada.

Quiero lo mismo que él.

—Créeme que lo sentirás... —se pone de rodillas en la cama y, mientras sostiene el lubricante con su boca, con sus brazos me abre las piernas, ubicándolas alrededor de sus preciosas caderas.

—¡Jungkook!... —trato de advertirte. No puedo negar que me duele mi espalda baja por lo de anoche, pero son más las ganas que tengo de él.

—Seré suave, lo prometo. —me dice a la vez que abre el tubo de gel para ponerse un poco sobre su erección y luego ubicarla sobre mí entrada.

Una vez más creo que lee mí mente.

Me contoneo buscando su contacto y él sólo se dedica a enloquecerme frotándose descaradamente contra mi, simulando pequeñas embestidas.

Contrato de amor •|Kookmin AU|•Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang