Demostraciones

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Narra Jimin

No estaba acostumbrado a los actos de amor...
Yo me había criado en un ambiente hostil, donde las demostraciones de afecto jamás estuvieron presente. Se sentía extraño, sí, pero me encantaba verlo tan concentrado perdido en la cocina y cuando digo perdido es porque en verdad lo estaba, pero él no se rendía y se había encaprichado con prepararme el almuerzo.
Por primera vez el caos que se desarrollaba afuera con el mal clima no me interesaba, yo estaba inmerso en su burbuja de amor, donde me podría quedar la vida entera.

—¿Quieres que te ayude? —me animé a preguntar.

—No, ya casi termino. ¿No tienes fé en mi? —tengo fé en él pero me temo que para esto de la cocina no.

—No es eso, pero si sigues así no terminaremos nunca de lavar todo eso. —señalo con mi dedo la pila de cosas sucias que dejó a un lado para lavar.

—Ya dije que te ayudaré luego, no seas tan quejoso y relájate un poco. —reconozco que soy medio quisquilloso con el orden y la organización, ver eso ahí me altera un poco. Sólo un poco pues era más el disfrute de verlo a él.

—No puedo solo ver y no hacer nada... ¡Anda déjame ayudarte! —doy un brinco de la silla y me asomo a curiosear un poco.

—No tocarás nada cariño. Mejor vuelve a tu lugar porque acabo de terminar y ahora... te daré de comer. —no estará hablando en serio—. Hoy voy a mimarte mucho.

—No hablas en serio... —le digo riendo, pero él no se ríe—. ¡Oh, sí lo haces!

—Por supuesto que sí —a los pocos minutos lo veo acercarse con una bandeja cargada de cosas y comienzo a preocuparme, definitivamente no puedo comer todo eso. Me hará explotar.

Toma asiento junto a mí, comienza a cortar el bife y pincha con el tenedor algunas verduras bañadas en una especie de salsa; cuando cree que ya hay suficiente sobre el utensilio me lo extiende hacia mis labios moviéndolo, como incitándome para que abra la boca.

—Pruébalo, anda, trabajé duro para ti. —si me sonríe así cómo decirle que no.

—Está bien... Comeré solo un poco.
—abro la boca para tomar lo que él me ofrece y realmente me sorprende...

Según él no tiene talento para la cocina pero esto está exquisito, los sabores explotan literalmente en mi boca.

—¿Qué te parece? —me pregunta curioso por saber mí opinión.

—Mmm... está muy rico Kookie. ¿Por qué no me dijiste que sabías cocinar? Me encanta. —me inclino para buscar otro bocado y él gustoso me lo da.

—No sé cocinar... Solo seguí la receta tal cual lo decía y ya, solía hacer eso cuando vivía en París. —definitivamente es bueno también en la cocina.

Otra faceta más que descubría de él.

—Esto está exquisito, pero no puedo comer mucho, hoy tengo un largo día de ensayo por delante.

—Con más razón debes comer bien... —me dice—. He notado que no te estás alimentando bien estos días. En la cena apenas pruebas bocado y no quiero imaginar lo que haces en el almuerzo cuando no te veo.

—Es que no puedo engordar ni un gramo Kookie... Mi última prueba de vestuario es hoy, todo tiene que estar perfecto para mañana. —el frunce su ceño y me hace saber su descontento.

—No estoy de acuerdo con eso —mete otro poco de comida en mi boca y continúa—. Estás muy delgado, apenas puedo agarrarte sin pensar que te romperé, eso no me parece correcto, primero está tu salud.

Contrato de amor •|Kookmin AU|•Where stories live. Discover now