Condena.

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- ¿Dónde está?.- Los señores Wang descendían del coche a toda prisa.

- Justo ahora el médico Lao lo está atendiendo.

- ¡Maldita sea!.- El Señor Wang rugio.- ¿Cómo sucedió esto? ¿No estaban cuidando a mi hijo?

- Parece que se encontraron días atrás, por eso el joven amo no salía de casa con frecuencia.

- ¿Cómo diablos logró burlar la vigilancia?

- Quizás fue la noche que escapó, esa noche el joven amo regresó solo a casa en su moto.

- ¡Maldita sea! ¡Maldita sea!.- El señor Wang asestó un puñetazo a la puerta haciendo un agujero.

- Cariño...- Su esposo lo tomó de los hombros.- Tienes que calmarte ¿De acuerdo? Ahora tenemos que ver a nuestro hijo y si te ve así alterado...

- Me siento tan impotente.- El señor Wang apretó los dientes.- ¿Cómo pudo pasarle esto?

- Te entiendo, pero ahora debemos enfocarnos en nuestro hijo, esto que le ha sucedido es algo difícil.

- Está bien.- Suspiró y tomó su mano.- Vamos.

El ambiente en el hogar del joven maestro Wang era lúgubre y tenso, el suceso que había acontecido los había tomado de sorpresa y los había impactado.

Un grupo de hombre hombres con semblante serio se encargaba de arreglar aquel lugar el cual parecía haber sido arrasado por un huracán, tomaban las pocas cosas que aún quedaban en una pieza y desechaban aquellas las cuales estaban completamente destrozadas.

A medida que la pareja Wang caminaba por el lugar observaba con preocupación como aquel lugar había sido destrozado, la estancia la cual siempre había estado decorada de forma agradable y ordenada ahora parecía un campo de batalla después del final de una guerra.

El padre omega sintió como su corazón se arrugó al ver las marcas rojizas en las paredes, aquellas manos se dibujaban horriblemente sobre ellas cual escena de película de terror.

Por su parte el padre alfa sentía una enorme ira crecer dentro de él, habían lastimado a su cachorro en una forma cruel y despreciable, lo había protegido tanto, lo había cuidado celosamente pero al final aquel esfuerzo había sido en vano.

Ambos padres se tensaron en el momento en que pisaron la habitación, una amarga sensación los embargó en el momento en que vieron frente a ellos a su único cachorro sentado en el suelo, con la mirada perdida, las manos ensangrentadas y aquella notable marca en su nuca, ni siquiera tenían que preguntar, sólo bastaba con ver su expresión para saberlo.

Había amargura, dolor, tristeza, ira, un sinnúmero de emociones se acumulaban dentro del joven alfa el cual parecía no tener vida en aquel momento.

- ¡Hijo!.- El padre omega se acercó a toda prisa.- Mi hijo...- Tomó sus manos lastimadas.- Mi bebé.- Las besó.- Mamá ya está aquí...ya estoy aquí.

- Hijo...- El señor Wang se colocó en cuclillas.- Mi muchacho...- Levantó la vista hacia el doctor.- ¿Por qué no has curado sus heridas?

- El no me lo permite.- El joven doctor suspiró.- Se niega a ser atendido.

- Mi amor.- El omega acarició la mejilla de su hijo.- Mi bebé...entra en sí, estas asustando a mamá.- Acercó su frente a la de su hijo y liberó con suavidad su aroma para intentar calmarlo.

- Ma...mamá.- Cerró sus ojos.- Mamá.

- Si mi amor...- Sonrió con tristeza mientras una lagrima rodaba por su mejilla.- Mamá está aquí.

Marca.Where stories live. Discover now