El Principio del Karma.

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Desde que habían dejado la farmacéutica dos días atrás el omega se encontraba en reclusión dentro de su habitación, se había encerrado allí impidiéndole la entrada a las personas incluyendo a su propio esposo.

Han trascurrido dos días en los que aquella puerta no se ha abierto y ni siquiera un mínimo sonido se ha escuchado provenir de aquel lugar, el alfa se siente angustiado y no encuentra que hacer, su compañero de vida en aquel momento no se encontraba, lo sabía a la perfección, llevaban juntos más de 20 años, se habían complementado de tal manera que se conocían a la perfección tanto que incluso uno podía sentir el dolor del otro.

- Tian'er...cariño.- El Señor Wang se encontraba fuera de la habitación cargando una bandeja con alimentos.- Traje algo para que comas ¿Podrías abrirme?

-.......

- Tian Tian...- Llamó de forma dulce.- Por favor cariño, se que no quieres hablar con nadie, solo abre la puerta y toma la bandeja.

- Papá...- Yibo llegaba.

- Hijo.- El señor Wang sonrió.

- ¿Mamá está dentro?

- Lleva dos días encerrado allí, ni siquiera ha probado bocado.

- ¿Podría intentarlo yo?

- Claro...- Entregó la bandeja.

- Papá.- Yibo bajó la mirada.- Se que te debo una explicación...

- Está bien hijo...- Palmeo con suavidad el hombro se su hijo.- Primero mira como está mamá, luego podremos platicar.

- De acuerdo.- Yibo estaba cabizbajo.

- Hijo...

- ¿Si?.- Levantó la mirada.

- Papá no está enojado contigo.- Palmeo su mejilla.- Así que quita esa cara.

- Gracias papá.- Sonrió.

- Por cierto...- Entregó unas llaves.- Son de la habitación, no quería entrar sin la autorización de mamá pero tu puedes usarlas, se que no se enojara contigo.

Yibo cargaba con cuidado la bandeja que había sido exclusivamente preparada por el patriarca Wang para su esposo, en el momento en que ingresó a la habitación se topó con la imagen de su madre sentado en un pequeño sillón frente a la ventana.

Observó aquel lindo perfil el cual siempre lo había deslumbrado y el cual siempre había amado y es que desde pequeño Wang Yibo siempre ha admirado la belleza de mamá, consideraba que aquella belleza la cual era tan inmensa por dentro como por fuera se reflejaba por completo en su rostro, en su sonrisa tierna y cálida, en sus ojos llenos de amor, en sus facciones delicadas y lindas.

Yibo amaba a sus padres de manera infinita pero para el mamá era el gran amor de su vida. Mamá, aquel que siempre lo cobijaba en sus brazos o lo arropaba con su enorme y esponjosa cola, cuando sentía miedo, tristeza o simplemente quería sentir calor, quien con palabras dulces siempre le brindó el consejo correcto, quien escuchó atentamente cada una de sus quejas e historia, quien reía con sus alegrías y lloraba sus tristezas, sin dudas mamá era el gran amor de Yibo.

- Papá preparó esto para ti.- Coloco la bandeja sobre la pequeña mesa.- Está muy preocupado...- Se colocó en cuclillas frente a su madre y yo también.

-......- El omega seguía en silencio observando por la ventana.

- Mamá...- Yibo llamó con suavidad.- Ma...

Marca.Where stories live. Discover now