La sombra del pasado.

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- ¡Yibo!.- Kenta entró a toda prisa.- ¿Que sucedió?.- Lo sujetó.

- Kenta...- Se sostuvo de sus hombros.- Ayúdame a salir de aquí.

- ¿Por qué estas así?.- Sostuvo su cintura.- Se supone que tomaste tu medicina.

- Luego...- Respiraba agitadamente.- Luego te explico, ahora solo ayúdame a salir de aquí.

- De acuerdo.- Brindó su cuerpo de apoyo.- Tranquilo, todo estará bien, yo estoy aquí.

El par de amigos caminó entre la muchedumbre y la oscuridad del lugar a toda prisa, uno servía de apoyo mientras que el otro trataba a duras penas de sostenerse en pie.

Al haber entrado en contacto con las feromonas de Zhan provocó que la sensibilidad de su cuerpo se activara haciendo que aquel medicamento que había tomado por tanto tiempo no surgiera efecto.

En aquel momento Wang Yibo sentía como dentro de su pecho un volcán hacia erupcion estallando contra sus paredes e inundandolo con una ardiente, amarga y dolorosa sensación, tanto su fuerza como su juicio poco a poco empezaba a debilitarse.

Una sensación agobiante, sofocante y mortificante, era como atravesar el infierno 100 veces mientras sus pies se sumergían en las ardientes llamas, así describía Wang Yibo aquella sensación.

Odiaba aquello, odiaba sentirse tan débil y lamentable, pero lo que más odiaba era aquel sentimiento de abandono y soledad amargo que lo torturaba, no quería sentir aquello, se odiaba así mismo por experimentarlo ¿Por qué debía de sentir esta necesidad de apego hacia la persona que más odiaba?

Por 4 años tuvo que lidiar con esta situación, teniendo que encerrarse en su habitación, aislado cuál bestia peligrosa, solo para evitar dañar a los demás y dañarse a si mismo, durante largas noches lloro y aullo con desconsuelo, destrozó, rasguño y mordió todo a su alrededor para calmar aquella maldita sensación que lo llevaba al punto de la locura.

De no haber sido por el esfuerzo y amor de su madre Wang Yibo no hubiera podido soportar aquel tormento, gracias al omega y a su equipo investigativo pudieron encontrar un medicamento que servía como supresor y a su vez revitalizante, esto le permitía a Yibo poder llevar una vida normal y sin dolor, a pesar de ello el joven heredero de los pura sangre no volvió a recobrar su fuerza, aquella fuerza que lo caracterizaba.

Ahora era un alfa común, algo similar a un recesivo, seguía siendo el hermoso y majestuoso lobo blanco de ojos grises pero había perdido aquello que lo hacía destacar de en su manada, la fortaleza.

~~~

- Espera...¡Detente!.- Lo empujó.- ¡Maldición!.- Pasó sus manos por su rostro.

- ¿Ahora que?.- Cain se arrodilló sobre la cama.- ¿Que fue lo que hice para que te enojaras?

- No hiciste nada.- Zhan suspiró.- Solo quiero que me des un respiro.

- ¿Que carajos?.- Sonrió con enojo.- ¿Un respiro? ¿Acaso no fuiste tú quien me atacó primero?

- Oye...no estoy de humor justo ahora.

- ¿Y que? ¿Por qué no estas de humor te desquitaras conmigo?

- Creo que lo mejor es que paremos.- Se levantó de la cama y tomó su camisa.- Mejor hagamos esto otro día.

- ¿Quien te crees que soy Zhan?.- Cain apretó los dientes.- ¿Crees que soy algún juguete?

- No lo eres.- Se colocó la camisa.- Nunca te he tratado como tal...

- Pues no lo parece.- Sonrió con enojo.

Marca.Where stories live. Discover now