Agonía (Final)

2.3K 293 213
                                    

















- ¿Tu que haces aquí?.- Yibo tenía una expresión de confusión.

- La expresión correcta es Buenos días.- Kenta sonrió.

- Lo siento...- Frotó sus ojos es que me sorprendió tu llegada.

- ¿Ya desayunaste?.- Pasó a su lado.

- Aún no.- Observó el equipaje que llevaba.- ¿ Y ese equipaje?

- Pues...- Sonrió.- He venido a pasarme una temporada contigo.

- ¿Que?

- Estaba aburrido.- Hizo un puchero.- Sabes que mi primo siempre está con tus padres y yo me quedo solo en casa ¿Habría algún problema con que me quede aquí?

- Sabes muy bien que no necesitas cuidarme.- Yibo suspiró.

- Así es, no necesito hacerlo y tampoco quiero hacerlo.- Se encogió de hombros.- Solo vine porque en verdad estoy aburrido y quiero pasar un rato junto a mi mejor amigo.

- Bien...- Se acercó y alboroto el pelo de Kenta.- Sabes que eres bienvenido todo el tiempo que quieras.

- ¿Que tal un desayuno?.- Se frotó las manos.- Prepararé lo que más te gusta.

- Eso sería una gran idea.- Sonrió con suavidad.

Sabía muy bien porque mi mejor amigo se encontraba aquí conmigo, sabía a la perfección que aquel supuesto aburrimiento sólo era una excusa, una cortina de humo para su verdadero motivo.

Kenta siempre ha sido así, alguien que se preocupa por los suyos y hace todo lo posible para cuidar de ellos sin decirlo de forma directa o pretendiendo algún tipo de indiferencia. De todas las personas en el mundo quien más lo conocía era yo, desde su comportamiento hasta el más mínimo e insignificante detalle, todo era conocido por mi, aquel chico era un libro abierto el cual me permitía leer sus páginas libremente.

Aunque en esos días prefería más que nada la soledad no podía negar que con Kenta a mi lado me sentía más aliviado, más cómodo. Nunca me veía o trataba con lástima no se compadecio de mi al grado de hacerme sentir miserable e inútil, mucho menos me cuestionó.

Solo se limitó a acompañarme aún cuando yo decidía encerrarme en mis pensamientos, sentimientos y rencores.

Habían transcurrido algunos meses desde aquella noche la cual marcó mi vida para siempre. Día por día me detenía frente al espejo tratando de ver aquella marca, aquella cadena que se tensaba poco a poco en mi cuello y provocaba que todo mi ser se debilitara, aquel triste recordatorio de que en la vida uno no podía ser tan confiado.

Superarlo, levantarse, seguir adelante, todo eso parecía imposible para mí ¿Como hacerlo cuando mi alma se encontraba quebrada y vuelta nada? Para los demás era algo sencillo decirme que podía superar aquella situación, ya que solo veian la superficie, solo mi madre, mi padre y Kenta podían entender a la perfección lo que sentía y el dolor que me carcomia.

~~~

- Su cuerpo poco a poco se irá debilitando, sus sentidos empezarán a verse comprometidos y afectados, las consecuencias de un lazo incompleto puede llegar a ser perjudicial e incluso letal.

- Doctor...- Wang Tian apretó sus manos.- Con la medicina creamos mi hermano y yo ¿Cree que mi hijo pueda seguir adelante?

- En realidad es gracias a su medicina que el joven Wang se ha manetido estable hasta ahora y podrá seguir estandolo si continúa usándola, pero debe saber que su fortaleza y su defensa seguirán siendo débiles.- Observó a Yibo.- Puede llevar una vida normal si continua utilizando la medicina, debe hacerlo religiosamente, pero debe tener en claro que justo ahora su cuerpo está sufriendo cambios y que su fortaleza no será como antes.

Marca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora