A través de una luz - Lumity Au

09

¿Y si sonríes?

Al día siguiente, con el sol resplandeciente a penas a las ocho de la mañana, la morena bajaba del auto plateado al lado de una chica de tez blanca y ojos verdes, tal parecía la compañía quería que tuviera una asistente en la cual confiar para mandarla a hacer recados como ir de compras, conseguirle algo a la cantante y más, aunque al principio no aceptó, debido que sea veía capaz de hacer las cosas por sí sola, King, quien prácticamente era el dueño, insistió que debía de tener a alguien quien cubra al menos sus espaldas cuando necesitara salir, pues no faltaba mucho para que la gente llegara a reconocerla en las calles.

Con eso en mente, miró de reojo a la chica quien caminaba a su lado con una mirada tímida y nerviosa.

—No es necesario que hagas esto. - fue la primera en hablar. Al ver a muchos estudiantes se la llevó a otro lugar.

—Tengo qué, la paga es buena. - respondió con calma.

Retomaron su camino hacia el salón donde, extrañada por la actitud de su asistente, decidió cambiar las cosas.

—Luz Noceda. - estiró su mano. — cómo te llamas.

—¿Eh?

—Tú ¿como te llamas? - sonrió.

—Uh...Willow Park - estrechó la mano.

Cansada de estar rodeada de personas, Amity Blight siguió subiendo las escaleras hasta llegar a la terraza del edificio, las clases habían sido agotadoras de eso no tenía duda, abrió la puerta siendo golpeada por una briza tranquila de aire fresco, caminó hacia uno de los extremos viendo como algunos estudiantes entraban y otros salían de la universidad; abrió su mochila y se puso a escuchar música mientras caminaba hacia una de las bancas del lugar.

—Oh - levantó la mirada notando la presencia de cierta morena que acababa de llegar. — que tal Amity - saludó contenta.

No traía la compañía de Willow Park, pues con suerte la había perdido de vista, su asistente insistía mucho en acompañarla a todos lados por alguna razón.

—Ah, hola Luz, que te trae por aquí.

—Supongo que lo mismo que a ti. - respondió. — ¿puedo sentarme junto a ti? - preguntó educada.

—Uh claro.

La cercanía no era tanta pero la necesaria para que se sintiera incomoda. Para la castaña, no era una simple fans, era una compañera y no podía evitarla por siempre.

—Me divertí ayer, gracias por bailar conmigo. - hizo mención.

—No fue nada, bailas bien.

—Gracias, tu no te quedas atrás.

—¿Bromeas? Parecía un robot mal programado. - rió. Era la primera vez que lo hacía.

Ante el silencio de la contraria, llevó su puño a su boca para aclarar su garganta con un leve sonrojo en sus mejillas, pues aquellos ojos avellana la miraban atentos a cualquier otra reacción como esa.

—Tu risa es muy bonita. - expresó la morena con sinceridad. — deberías reír a menudo.

—Me creerían una loca. - se atrevió a sonreír, de alguna manera le había parecido divertido.

—Entonces deberías sonreír, tienes una muy linda sonrisa - dijo. Llevó sus manos a las dos comisuras de los labios de Amity y las estiró para simular una sonrisa.

La sonrisa de la morena la acompañó.

—¡Oye! - la apartó.

Noceda empezó a reír sin frenar, le había hecho gracia esa imagen de Blight, la peli verde solo podía observarla con detenimiento mientras los rayos del sol hacían presencia en el lugar aclarando los cabellos de la morena y haciendo aún más brillante su sonrisa. Por el lado de Luz, quien se había calmado ya, miró a Amity por el rabillo del ojo encontrando unos muy atentos y curiosos ojos ámbar junto con unos entre abiertos labios rosados en una piel blanca y suave.

Sin desear, sus canelas mejillas se pintaron de carmesí.

—Yo...debería irme. - habló nerviosa la ojiambar.

—Oh sí, debería hacer lo mismo. - ambas se levantaron a la vez, así como al mismo tiempo vieron la hora en sus teléfonos móviles. — me gustó hablar contigo. - empezó a caminar dejándola atrás. — hasta pronto Amity - y cuando la peli verde pensó que ya se estaba por ir. — no olvides sonreír eh. - dijo. Brindándole la última sonrisa en el día, para al fin irse.

—Pero que tenemos aquí Em. - habló el chico sin apartar la vista de su hermanita.

—¿Ves lo que yo?

—¡Por supuesto! - exclamó.

Ambos se acercaron a su hermana menor quien se le tornaba sumamente feliz, había llegado de su trabajo de medio tiempo y les resultaba muy sospechoso.

—Hola Mittens. - se puso a su izquierda. — ¿sucedió algo hoy?

—Nada en particular. - respondió con total normalidad.

Subió las escaleras apartando a sus hermanos y se encerró en su habitación, donde se puso hacer sus deberes mientras una gran confusión estaba haciendo problemas en su cabeza.

Pero eso no importaba ahora.