Con la luz apuntando a su rostro y su voz alzándose cual ave en vuelo, luchaba en el escenario con sus propios pequeños temores mientras que en el fondo del lugar, alguien la admiraba más que nadie.
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Luego de varias clases y estrés por demás, Amity Blight volvió a experimentar la dulzura de las vacaciones para luego en uno o par de meses volviera a tener que regresar a Hexide. Con las raíces más notorias y la insistencia de Emira de querer ayudarle con su cabello, por fin decidió teñirse, cuanto quería ver la reacción de Luz al respecto, con el tinte en la mano y su hermana con lo necesario para pintarle el cabello, se puso manos a la obra.
—¿Y? Que tal me veo. - miró a sus hermanos.
Edric la miró con los ojos entrecerrados hasta que habló:
—Mamá va a matarte. - y Emira no tardó darle un pequeño golpe en el estómago. —ouch.
—Te ves increíble, pero si, no le digas a mamá que te ayudé. - sonrió.
No tenía ningún problema, su madre no se la pasaba en casa al igual que su padre y de todas formas sentía que no le iba a interesar, los negocios cambiaba poco a poco la perspectiva de la mujer adulta y lo notaba cada que recibían las típicas llamadas de disculpas.
El timbre exterior sonó con la visita de un par de chicas. Fue rápido el movimiento que hicieron para bajar las escaleras y pelearse por quien abriría la puerta.
—Oh chicas, que hacen aquí. - fue Amity quien habló al ver a sus dos amigas.
—Wow chica tu si que quieres verte gay. - molestó Boscha al ver su cabello lavanda y un poco más corto.
—No seas grosera Bo. - dijo Skara entrando al domicilio. — te ves estupenda Ams.
Amity se alegraba el a ver resuelto el problema con la ojigris. Sin esperar, las invitó a pasar a su recamara donde lo primero que vieron fueron los lightstick, las camisetas que salían con el logotipo de Lux Angel y uno que otro distintivo como llaveros o figurillas de ella. Las chicas se habían detenido luego de haber dado unos pasos en la habitación de su amiga cuando presenciaron ese lado de ella.
—A veces me preocupas Amity. - dijo Boscha lanzándose a la cama.
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—A veces me preocupas niña. - habló la mujer.
Acostada en su cama rodeada de múltiples almohadas, Noceda se encontraba enferma con la nariz roja, ojos de caídos y una boca muy suelta con la voz ronca.
Eda dijo: “¡Es tu culpa por no abrigarte y quedarte despierta toda una noche!” aunque la verdad era que había estado tomando todo ese tiempo té helado para tratar de calmar sus nervios. Lo que más se lamentaba, era no poder haber visto en los últimos días a Amity y justamente delira a de eso.
