Con la luz apuntando a su rostro y su voz alzándose cual ave en vuelo, luchaba en el escenario con sus propios pequeños temores mientras que en el fondo del lugar, alguien la admiraba más que nadie.
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En la terminal del aeropuerto, un chófer estaba parado sosteniendo un pequeño cartel en manos esperando a la dueña del nombre, muchas personas salieron con sus maletas en mano y se dispuso a mirar a todos lados.
—¡Oh! Tú debes ser el señorito que mandó mi hija. - sonrió la adulta.
—¿Camila Noceda? - preguntó para asegurarse.
—La misma querido.
Sin querer que el hombre llevara su maleta, siguió caminando hasta la salida donde el mismo BMW Serie 7 gris estaba estacionado, el chófer presionó un botón haciendo sonar el vehículo y que el seguro de todas las puertas se quitara.
—Permitame señora. - tomó la maleta.
El portaequipaje se abrió y las cosas de la señora Noceda entraron, se dirigió rápido hacia la puerta derecha del auto antes de que la mujer terminara de admirar lo poco que veía de la enorme ciudad, la abrió y Camila subió con una pequeña sonrisa, al fin vería a su hija.
El condominio tenía como entrada una muy lujosa entrada de rejas plateadas, la seguridad era la misma que en el anterior, lo que diferenciaba el nuevo condominio con el viejo, es que los departamentos eran demasiados grandes, lujosos y obviamente el alquiler costaba más, la morena estaba pensando en comprarse una casa para evitar otra clase de gastos, pero de ser así tendría que pensar en la seguridad, etc. Cosas que no podría idear por falta de conocimiento.
—Identificación. - pidió uno de los guardias de la entrada.
El hombre se la dio y luego de revisar la identificación y permiso de la mujer, las rejas se abrieron, el auto pasó por las tranquilas calles del condominio donde incluso podía distinguir un hermoso parque el cual parecía abandonado por la falta de niños y diversión.
—¿Ella se encuentra allí? - preguntó.
—No, señora.
—¿Las llaves?
—Se usa una tarjeta de acceso y si, la señora Edalyn la a dejado para usted. - respondió.
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Se iban a reunir ¿verdad? Lo harían ¿verdad?
El acuerdo era encontrarse unas calles antes del estudio de grabación, la hora acordaba había pasado y se estaba preocupando, hubiera querido acompañarla pero Noceda se negó y tampoco tenía opción de faltar al trabajo, no cuando su aumento había llegado debido a su gran eficiencia.
