Con la luz apuntando a su rostro y su voz alzándose cual ave en vuelo, luchaba en el escenario con sus propios pequeños temores mientras que en el fondo del lugar, alguien la admiraba más que nadie.
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Pero...¡Cómo! Si el aeropuerto estaba inundado de fans, la sala de espera estaba abarrotada de fanáticos con carteles que tenían su nombre artístico, los guardias de seguridad tuvieron que interponerse cuando vieron salir a la morena con su maleta en mano, por poco pasaron la líneas y se abalanzaron sobre ella, por supuesto, no faltaba los paparazzis y camarógrafos que grababan la llegada de la cantante, quien también con ayuda y apuro de su representante, pudo salir del lugar repartiendo autógrafos y sonrisas.
No podía evitar molestarle el tener que compartir a la chica con sus fans, pero no podía decirlo, ya había aceptado ese hecho cuando le propuso ser su novia.
—¡Te amamos Lux! - exclamó uno.
—¡Te adoro, casate conmigo! - gritó una chica.
La noticia salió en vivo y directo, por lo que los gritos se escuchaban fuerte y claro cuando había prendido hace poco la televisión.
—¡Casarse! ¡Ja! Sobre mi cadáver. - habló la peli teñida desde la comodidad de su sillón.
—Cómo lo han visto fanáticos de la música, la cantante más aclamada del momento Lux Angel, regresó a la ciudad luego de sus distintas presentaciones en los lugares más lujosos, en este momento está subiendo al auto que la llevará a su nuevo hogar, pues uno de los paparazzis a revelado su ubicación exacta. - habló la reportera.
¿Nuevo hogar?
No podría ir a verla ¿la tendría que llamar o solo bastaba con un mensaje? Daba igual, siempre y cuando termine viéndola. Intentó llamarla muchas veces pero la mandaban al buzón de inmediato, el celular lo tenía apagado.
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—Y que te parece.
—Es muy grande. - pensó, meditó unos minutos caminando por los pasillos del lujoso lugar, entró a su habitación encontrando una caja encima de su cama con un lindo listón en el. —¿y eso? - se acercó.
—Humm qué será. - sonrió.
Cuando la envoltura salió y la caja quedó de lado, una hermosa guitarra de madera roja se dio a la vista.
—E-Está es... - sus grandes ojos avellana brillaron de emoción y agradecimiento. —cómo sabias que la quería.
—No dejabas de admirar cada parte de ella en la tienda. - se acomodó en el marco de la puerta. —Que esperas, toca algo. - incitó.
