CAPITULO 23

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El mes de diciembre había llegado en un abrir y cerrar de ojos, era muy normal que el tiempo pasase tan rápido para Noelia compartiendo sus días con Diego, un chico al que por primera vez en su vida estaba comenzando a amar, y por el que se sentía plena.

El día de navidad se encontraban por la tarde dando un paseo por el bosque, si el senderismo le gustaba, a su lado la felicidad era mucho mayor, y mientras le tomaba de la mano se quedaba escuchando el hermoso sonido del viento golpear las hojas de los árboles.

- ¡Esto era lo que necesitaba mi amor! Te agradezco que me hayas traído hasta aquí este día.

- Te dije que te traería algún día y pensé que este sería el día perfecto.- Dijo Diego relajado debido a la compañía de la chica a la que tanto amaba y veneraba cual Diosa.

Estaba tan feliz junto a ella que los días de desgracia en los que su padre estaba en casa eran casi solo un recuerdo en el fondo de su consciencia, ni siquiera se acordaba de que en algún momento después de las vacaciones ese hombre regresaría a casa

- Me alegra que puedas compartir conmigo esta afición mía-dijo Noe caminando sin despegarse de su brazo- y sinceramente no sé como vayan a ser las cosas en tu casa y si te soy sincera me da algo de miedo, si me pongo a recordar el pasado cuando te vi en clase ese día después de aquel problema que hubo.

- No te preocupes por eso mi reina, yo intento no pensar en ello, además no era la primera vez que pasaba y posiblemente no será la última.- Dijo enredando mejor sus dedos con los de ella.- Cuando entremos a la universidad yo pillaré un piso solo o compartido si al final pudieras venir conmigo, me alejaré de mi padre y veré a mi hermanito los fines de semana cuando venga de visita o algún día en el que pueda pasar a recogerlo. Seremos felices y ya no habrá ni el más mínimo problema.

- Oír eso me deja más tranquila, yo voy a hacer todo lo posible para que mis padres me dejen irme a vivir contigo porque ellos están empeñados en que vaya a una residencia privada de mujeres.

En ese momento sonó el teléfono de Noe, ella se fijo y al ver quién era, sonrió a Diego y le dijo:

- Hablando del rey de roma... es mi padre.

- Dale saludos al suegro de mi parte, aunque claro, no le digas que lo llamo así cuando no está delante.- Dijo algo divertido mientras besaba la frente de Noe antes de que ella contestara.

Dejó que ella contestara a la llamada sin problemas, algo que a Diego le sobraba era confianza en Noe. No la veía capaz de hacer nada que pudiera hacerle daño a él y esperaba desde lo más profundo de su corazón que ella pensara igual de él.

Noe con un gesto tierno, aceptó la petición de Diego al mismo tiempo que comenzaba a hablar con su padre. Ese sentimiento de confianza que tenía Diego en su corazón hacia Noe era lo más recíproco que pudiera existir y pudo comprobarlo cuando los deseos de Noe comenzaron a materializarse.

- De acuerdo papá...sí...de acuerdo...y una cosa más, ¿puedo llevar a Diego? ¡Por favor!...gracias papi, te quiero, ¡luego nos vemos!

Cuando Noe colgó miró a Diego con ojos brillosos y le dijo con voz dulce:

- ¿Ya lo has oído no nené? ¿Te ves preparado para dar el siguiente paso?

- Claro que sí, además será un placer pasar la Navidad contigo, con tus hermanos y tus padres, quizás sería bueno pasar por la dulcería, me sentiría mal ir con las manos vacías.- Dijo sonriendo ampliamente.- Hay un sitio genial en el que los dulces son de lo más sabrosos y créeme si te digo que puedes comer cualquiera de ellos, se especializan en dulces sin leche y tienen de todo.

Lunas de GofioWhere stories live. Discover now