CAPITULO 37

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Era el día, con ambos aceptados en las carreras universitarias que tanto deseaban estudiar, había llegado el momento en el que ambos partirían a vivir juntos cerca del campus universitario.

Diego como cada mañana, aunque más emocionado de lo normal empacó todas sus cosas rápidamente para subirlas al camión de la mudanza e ir en busca de Noe, perseguido por dicho vehículo, pues ella también tenía que meter sus pertenencias.

No tardó mucho en estar frente a la casa de su amada y tocar en el portero de siempre, la espera se le hacía eterna ya que estaba demasiado emocionado hasta el punto de sentir que acabaría explotando como una cotufa de la felicidad.

- ¿Ya tienes todo listo hija?-preguntó María Teresa a Noe.

- Claro que si mamá.

- Vaya...por fin ha llegado este día-dijo la madre con los ojos llorosos.

- Sí...turismo me espera-sonrió ella orgullosa.

Se dieron un fuerte abrazo y luego José le ayudó a llevar las maletas y sus cosas al camión.

- ¡Cariño! ¿Llevas mucho esperándome?-preguntó Noe a Diego con voz dulce.

- Claro que no mi vida, todo el tiempo que espere por ti será poco, aunque reconozco que estoy mucho más nervioso de lo normal.- Dijo riéndose antes de acercarse a besarla en los labios de la forma más dulce del mundo.

No tardó en ayudar a Noe con todas sus cosas y pronto ya estaba ayudando también a José ya que quería entre otras cosas saludar como era debido a su suegro y terminar lo más pronto posible, pues cuando llegaran al apartamento tendrían mucho trabajo por delante.

- ¿Preparada para lo que nos espera?- le preguntó mientras le daba a Noe su casco personalizado, ya era momento de que ella tuviera el suyo propio.

- Claro que si mi amor, es un momento que siempre esperé que llegara, pero la felicidad me ha llegado doble con haberte conocido-dijo abrazándolo fuerte para que Diego arrancara la moto.

Diego arrancó la moto rápido y seguidos de nuevo por el camión de la mudanza llegaron fuera del apartamento que les esperaba impecable y de estilo moderno, aunque cos sus toques de personalidad y color.

Por supuesto estaba amueblado y tenía ascensor, si no la mudanza hubiera sido mucho peor de lo que debería.

En el salón había un gran sofá en el que Diego ya se imaginaba tomando buenas siestas al lado de Noe, la televisión también era grande y la cocina un alucine. Las habitaciones eran estupendas también y por supuesto Diego no es que no quisiera dormir con Noe, sino que cada uno de ellos necesitaría espacio para sí mismo, sobre todo para estudiar.

- Está todo muy bien distribuido-dijo Noe contenta- ya me veo a mi viendo series sobre ese sofá, tu asegúrate que no me enganche demasiado-rió divertida- voy a poner mis cosas en mi habitación.

En su mochila traía todos sus libros junto con una carpeta donde guardaba todos sus apuntes. No trajo demasiada ropa, incluso le sobraron perchas, sabía que por la zona habría tiendas y podía comprarse nuevas prendas.

Diego hizo lo mismo, dejando todos sus libros en la estantería, incluso tuvo que poner algunos en los cajones y en la parte superior de la misma, tenía demasiados libros y lo mejor es que no eran todos en el mismo idioma.

Respecto a la ropa le sobraron perchas también, se había traído lo esencial en cuanto a eso pues igual que su amada novia se compraría lo que necesitara en las tiendas cercanas.

Colocó su portátil y sus apuntes en el escritorio y luego fue con Noe para ver si ella necesitaba algún tipo de ayuda.

- Lo mejor de todo es que mañana ya nos ponen el internet y demás, ¿Todo controlado o necesitas ayuda con algo cielo?

- ¡Menos mal! Así puedo ver la información de mis asignaturas antes de que empiecen las clases, muchísimo mejor, ahora estoy colgando los posters de mi cuarto para darle mi toque, ponme este en esa pared de ahí porfi.

- Sin problemas princesa.- dijo sonriendo dulcemente mientras agarraba el póster y lo colocaba a modo de prueba.- ¿en esta altura te gusta o lo pongo más arriba?

Noe le guiñó un ojo como respuesta afirmativa a su primera opción.

- Ahí está bien cariño.

- Perfecto.- Dijo sonriendo mientras colocaba el poster en la que sería su posición definitiva.- ¿Hay más en lo que te pueda ayudar? Yo ya colgué los marcos con los poemas y dibujos de Luci. Si alguna vez nos hace alguno más siempre podemos quitar los cuadros de la casa y colgar los dibujos de mi pequeña cuñada.

- Que buen detalle de tu parte cariño, no te sorprenda que de ahora en adelante seas de modelo en los dibujos de Luci. ¡Dejaré de ser yo la modelo!

Diego rió divertido por el comentario de Noe, pensaba que ella exageraba un poco.

- No creo que sea para tanto, oh también tenemos garaje cubierto, lo bueno es que puedo tener allí el saco de boxeo, la moto y demás, y entrenar abajo sin molestarte cuando estés estudiando o cualquier cosa.- Dijo tranquilamente mientras seguía ayudándola en lo que ella necesitara.

Cuando terminaron de poner todo en orden la llevó al sofá, donde se estiró con ella encima y encendió la tele.

- Por hoy terminamos, pediremos algo de comer a domicilio porque hoy no quiero que te preocupes de la comida ni de nada de eso, mañana ya haremos la compra y demás así que toca relajarnos.

- Está bien, te dejo elegir a ti, así que sorpréndeme-dijo Noe estirándose en el sofá.

- Entonces será peli de acción.- Dijo riéndose mientras buscaba en su pendrive alguna película que ni siquiera él hubiera visto.

Se puso muy cómodo con Noe encima y acariciándola por la espalda o el pelo suavemente, le encantaba demasiado estar así con ella.

- No te garantizo verla toda mi amor, seguramente me quede dormida sobre tus brazos antes de que acabe la peli, así que te aviso desde ya-dijo Noe dando un ligero bostezo mientras se acomodaba al cuerpo de Diego.

- No te preocupes mi cielo, si te dejas dormir simplemente te dejaré descansar.- Dijo él besándola en los labios suave y lentamente antes de seguir dándole mimos.

Más o menos a mitad de la película, Diego también se había dejado dormir con el peso de Noe, la verdad es que casi siempre que dormían juntos estaban en esa posición y desde que ella se movía él se despertaba, aunque ni siquiera estuvieran tocándose en ese preciso momento, así era el instinto del castaño.

Noelia jamás se había echado una siesta en su vida, siempre había rebosado energía a cada segundo de su vida, la hiperactividad era su motor del día a día, pero al estar sobre su castaño, parecía que perdía el control, en suspiros de amor intenso y puro se dejó secuestrar del sueño que comenzó a invadirla en medio del aroma del amor de su vida.

Diego durmió gran parte de la tarde pues la verdad es que debido a los nervios y a la adrenalina que cada segundo le invadía tampoco solía dormir por las tardes, pero al estar con ella y no haber dormido en toda la noche por el entusiasmo de la mudanza, la relajación era mayor de la que jamás había experimentado en su vida.

Lunas de GofioWhere stories live. Discover now