CAPITULO 28

1 1 0
                                    

Varias semanas después, en las que Diego se había pasado los días intentando aclararse las ideas y no se había atrevido a llamar a Noelia, le dieron el alta. Fue a vivir directamente con su entrenador el cual lo vio mucho peor de la cabeza que de las heridas que aún lucía.

Por eso mismo el entrenador, en un descuido de Diego le agarró el teléfono y llamó a Noelia copiando el número a su teléfono personal.

- Buenas tardes, ¿hablo con Noelia?

- Sí, ¿quién es?- preguntó Noelia mientras se encontraba trotando de costumbre por los senderos de Buzanada.

- Soy el entrenador de Diego, espero que te acuerdes de mí. Tengo entendido que las cosas no van muy bien entre vosotros, no quiero entrometerme pero creí que te gustaría saber que ya le han dado el alta y que de momento se quedará en mi casa a vivir así que estará bien atendido.- Le informó con calma.- También quería decirte que nada de esto es culpa tuya y que ya le he echado la bronca, dale algo de tiempo para que se aclare. Puede que sea inteligente pero es lento para muchas cosas que no entiende, creo que también te vendrá bien tomarte unas pequeñas vacaciones de él. Oh y que sepas que me alegra mucho que estés bien, y Diego ha encontrado un trabajo en el gimnasio, si quieres pasarte y darle una paliza un día de estos por mí perfecto.

- Gracias por avisarme, no eres el único que me recomienda estar un tiempo sola, es lo que a mí me gusta, siempre lo he estado, y no me asusta para nada, me asustaba más la idea de estar en una relación seria, me metí creo que demasiado de lleno y salí perjudicando a los demás, creo que no es lo mío-rió Noelia- gracias por la llamada enserio, ya me pasaré por ahí.

- No has perjudicado a nadie Noelia.- Le dijo con el mismo tono de voz que usaría un padre.- Tener miedo es normal y sensato pero estabais muy felices juntos y no creo que debáis dejarlo solo por lo que ha pasado, solo que no tenéis ni idea de cómo hacer las paces, por eso mismo te invito a venir al gimnasio, verás a Diego es su faceta de monitor de niños peques y podrás dar una clase privada con él que puedes aprovechar para pegarle por tonto y para hablar.

- Realmente no sé cómo se lo tome Diego si me paso por ahí, de hecho no sé ni cómo reaccionará al verme de nuevo en clase.

- ¿Qué me dices si te digo que ahora mismo está como idiota practicando delante de un espejo una manera decente de decirte que fue un capullo y que le importas mucho más de lo que crees? Te puedo mandar una foto de prueba, hasta mis hijas se están burlando de él.- Le dijo con tono divertido mientras se asomaba para ver a Diego siendo molestado por dos niñas gemelas de seis años.

Noelia se rió abiertamente y le respondió:

- No hace falta, te creo, me pasaré esta noche entonces, voy a seguir trotando, ¡nos vemos a la noche! "Auf viedersehen."

Al colgar, siguió con su ejercicio pero esbozando una sonrisa mas radiante que de costumbre.

Diego pasó por todas los obstáculos para poder bañarse con las vendas de las manos a pesar de que le dijeron que podría seguir entrenando pero que no se esforzara. Tenía tanta energía acumulada por haberse pasado las últimas semanas en el hospital que se pasó casi toda la tarde en el gimnasio corriendo de un lado para otro y pegándole patadas al saco para descargarse.

Después a eso de las 9 empezaba la clase para niños de 10 a 13 años que era justo la clase que él daría ya que era la edad a la que algunos comenzarían a competir y quien mejor que el actual campeón para motivarlos.

Noe en efecto fue esa misma noche al gimnasio, fue con el mono rojo de flores blancas, pensó que el vestido sería demasiado cantoso para la ocasión.

Lunas de GofioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora