CAPITULO 29

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Eran alrededor de las 6 de la tarde cuando Noelia y su familia regresaron a casa. Ella inmediatamente le avisó a Diego, y luego comenzó a buscar algun vestido que pegara con aquel acontecimiento tan especial.

Diego le respondió rápidamente para no dejarla en vilo. Le dijo que llegaría a la casa de ella en unos 45 o 50 minutos, así que ese era el tiempo que ella tenía para prepararse.

Después de ese tiempo Diego ya estaba fuera de la casa de Noelia, esperando con los nervios a flor de piel pues la sorpresa que le tenía preparada no era pequeña precisamente.

- Hola precioso-dijo Noe dándole un tierno beso en sus labios- llevo todo el día pensando en ti, ¿a dónde vamos?

- Hola princesa mía.- Le dijo después de corresponder al beso que ella le estaba dando.- Es todo una sorpresa así que te tengo que pedir que te tapes los ojos con esto reina.

Le tapó los ojos con cuidado y a continuación le colocó el casco con calma. La ayudó a subirse a la moto y de ahí hasta donde la sorpresa esperaba por ambos.

Llegaron a un pequeño bosque en medio del monte. La ayudó a bajar con la misma suavidad con la que la ayudó a subirse y la cargó en brazos estilo princesita hasta un pequeño claro, en el que le pidió que no se moviera por uno o dos minutos para así poder encender las velas, entra decir que el cielo había comenzado a oscurecerse y entre los árboles la luz era aún más tenue.

- ¿Cuánto más debo esperar nené? -preguntó Noelia riendo- ¡me estoy impacientando, solo escuchó objetos a mi alrededor y me deja intrigada!

- Ya casi princesa.- Le dijo entre pequeñas risas hasta que se acercó a ella para quitarle a venda de los ojos y apartarse para dejarla ver el lugar tal y como él lo había preparado.

El lugar estaba decorado con varias velas colocadas casi de forma aleatoria pero que alumbraban de forma perfecta el escenario perfecto para un picnic en total intimidad, incluso con una cesta con comida que desprendía un olor genial, se notaba que Diego no había cocinado pero el detalle de haber preparado todo aquello solo para ella ya era un gran detalle. La manta estaba bien estirada y parecían estar en medio de la nada o al menos esa era la sensación. Las luces de la ciudad solo se veían a lo lejos casi aparentando ser luciérnagas lejanas.

Noe se quedó sin palabras al ver ese escenario tan maravilloso, sonrió instantáneamente mientras miraba con detalle cada lugar y cada rincón.

- ¡¡Esto es maravilloso mi amor!! Elegiste un lugar de ensueño, y el picnic vamos... no me lo habría imaginado jamás, me siento como en una película romántica con las velas y la manta, ¿qué has traído en la cesta que huele tan bien?-preguntó entonces ella abrazándolo como una niña pequeña traviesa

Diego la abrazó mientras la llevaba hasta la manta con cuidado de que ella no tropezara con nada de lo que había alrededor de ambos.

- Solo te puedo confesar que no lo he hecho yo y que todo es apto para ti mi pequeña princesa, además esta no es la guinda del pastel de esta noche así que aún queda mucho, solo esperemos que las estrellas se vean bien en una o dos horas más de lo que comemos y bebemos un buen zumo.- Le dijo entre risas mientras se sentaba y la dejaba a ella encima de sus piernas cómodamente sentada.

- Está bien nené, esperaré lo que haga falta.-dijo ella tranquilamente- me alegra que todo lo que haya en la cesta sea apto para mí porque desde luego huele muy bien.

Como niña impaciente abrió la cesta y lo primero que sacó de ella fueron las frutas.

- Soy una maniática con esto-rió ella- eres un sol. ¿Qué vas a comer tú?

Lunas de GofioWhere stories live. Discover now