CAPITULO 30

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Noelia sonrió pícaramente para sus adentros y metió sus manos dentro de la camiseta de Diego, apoyándose sobre su cálido pecho. Girando un poco su cabeza para apartar su largo fleco, movió sus caderas sutilmente para acomodarse mejor sobre su cuerpo

Diego volvió a gruñir por el roce leve de ambos cuerpos, pero no dio ni un solo paso más para tentarla ni nada parecido, dejaría eso en decisión de Noe pues de alguna manera sentía que estropearía el momento tan romántico entre ambos. De hecho solo con ella a su lado estaba más que satisfecho.

Ella comenzó a besarlo con total soltura y quitó lentamente la camiseta de Diego, de esta manera podía abarcar mejor su desnudo torso, el cual ya echaba de menos y ansiaba volver a besarlo.

- Como me encanta tu torso...- susurró Noe mordiéndose un poco el labio inferior- yo creo que es lo que hace sacar mi lado más salvaje.

- Eso suena endiabladamente sexy de tus labios, princesa mía. Aunque si yo tuviera que decir lo que más me gusta de ti tengo muy claro lo que sería.- Le dijo antes de besarla.- Primero tus labios porque son los que pronuncian mi nombre. Segundo... bueno... algo que no piensa mi cerebro precisamente.

Mientras decía lo último la apretaba contra él dejando que ella supiera a que parte de su cuerpo se refería pues el miembro de él chocó con el vértice de las piernas de Noe.

Noe abrió más sus ojos a modo de asombro por ese movimiento, al sentirla le respondió con su expresión coqueta:

- Tus labios me encantan, yo diría que más que tu gusto por escuchar tu nombre salir de los míos, pero esto que siento aquí abajo...me nubla los sentidos, y cada roce tuyo me recuerda a mi primera vez y me hace estremecer del gusto...

Diego sonrió de forma traviesa, como si estuviera a punto de hacer una de sus mejores travesuras.

- Entonces deja que vuelva a hacerte estremecer, mi amor.- Le susurró al oído antes de girar de forma que ahora era él quien se encontraba arriba.

Poco a poco bajó por el cuerpo de ella hasta dejarla solo en ropa interior. Repartió besos, lamidas y pequeños mordiscos por cada rincón del cuerpo descubierto de Noe, sin llegar en ningún momento más allá del borde de las prendas íntimas de ella.

Noe sonreía tímidamente sin dejar de mirar a su alrededor.

- Ay nené...me da mal rollo que nos vea alguien aquí, ¿crees que puede aparecer alguien?

- ¿Alguien? Este sitio que yo sepa no lo conocen ni los de seguridad del monte, yo venía mucho y jamás he visto a nadie más por aquí y mucho menos a estas horas.- Le dijo sonriendo antes de besarla para acallar las dudas que ella pudiera tener.

Cuando Noe volvió a relajarse le quitó la ropa interior con cuidado de dejarla cerca para no perderla en ningún momento, en vez de atacar los pechos de ella fue directo a por la guinda del pastel. Separó las piernas de la chica a la que tanto amaba y amaría en su memoria incluso si algún día se separaran y lamió su intimidad, llegando a meter la lengua por la entrada de ella.

Noe comenzó a mover su vientre hacia arriba súbitamente, una sensación de cosquillas fue lo primero que sintió, una sensación completamente nueva, paulatinamente comenzó a sentir placer con cada lamida que Diego le proporcionaba a su húmedo sexo.

- Sí....-susurraba ella mientras sus muslos comenzaban a temblar como flanes- me encanta... ¿no te da asquito?

Diego le respondió con un dedo en forma negativa, ¿Cómo iba a darle asco el lugar más preciado y sensible del cuerpo de su princesa? Para él pensar de esa forma sí que era una locura. Incluso mientras respondía a Noe no dejó de lamer y succionar suavemente el clítoris de ella a la vez que introducía un dedo en ella para intensificar aún más el placer para ella.

Lunas de GofioWhere stories live. Discover now