CAPITULO 21

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Noe lo miraba tiernamente, sin perder de vista sus labios para continuar besándolos, cerró un poco sus piernas de manera instintiva, quizá por la timidez y la novedad del momento. Con su mano izquierda, comenzó a acariciar su pecho, bajando hasta su vientre, hasta finalmente tocar ligeramente su miembro, de una manera fugaz pero con cierta firmeza.

- Soy zurda...-rió ella sin saber qué decir por la situación provocada.

- Lo sé mi vida, tranquila, si quieres cierro los ojos de nuevo, quizás si no te miro te dé menos vergüenza.- Dijo intentando ser considerado.

Sin ser brusco, Diego acariciaba la cintura y el vientre de ella mientras la miraba con ternura y paciencia a pesar de que su miembro estaba más firme que la vara de una bandera. Aún así estaba tranquilo ya que no quería apresurarla ni estresarla en una situación que para ella era nueva y extraña.

Noe le dio un abrazo fuerte por sus palabras, y le dio un beso para luego asentir con la cabeza ante su proposición. Realmente así se sentiría menos intimidada, su cuerpo desnudo se encontraba encima de él, con su sexo completamente húmedo a escasos centímetros del miembro de Diego, manchando su piel de sus transparentes fluidos.

Diego sonrió y cerró sus ojos, pero sin despegar sus manos de la cintura de ella. Al menos no quería perder ese suave contacto con la piel de Noe.

- Si necesitas algo solo pídelo, si necesitas que te diga algo o cualquier cosa, ¿vale princesa?- Dijo con voz aterciopelada para darle confianza y no ponerla nerviosa pues sabía que era la primera vez para ella en lo que iba a hacer.- Sin miedo, tú relájate, no me voy a mover y prometo que no abriré los ojos hasta que tú quieras.

- La verdad nené...- dijo Noe algo avergonzada- no sé muy bien qué hacer en estos casos, tú tienes más experiencia que yo, y confieso que me ha encantado tener el control de la situación todo este momento, pero llegado hasta este punto me he topado contra un muro, donde no puedo seguir... quiero decir, más bien no sé cómo seguir... estoy segura que con tus palabras y tus besos conseguirás hacerme sentir mejor, y llevarme a un mundo distinto.

Diego sonrió y abrió los ojos tranquilamente mirándola con toda la ternura del mundo.

- Está bien, no te preocupes princesa mía.- Le dijo mientras se sentaba en el borde de la cama acercándola a ella mucho más a él de forma en que Noe podía perfectamente sentir el miembro de él contra su intimidad.

La agarró del trasero y la hacía mover muy suavemente sus caderas para rozarse con ella mientras la besaba apasionadamente. Quería que ella se excitara mucho, hasta que solo suplicara por una cosa ya que lo que menos deseaba era que le doliera en el momento en el que por fin entrara en ella.

Sentir como su intimidad se rozaba contra aquel duro miembro, le provocaban suaves gemidos, se aferró a la espalda de Diego. De un momento a otro tomó más confianza y comenzó a mover lentamente su cadera hacia delante y hacia atrás, pegando con fuerza su torso con el de Diego.

- Ostras...estoy súper mojada cariño... te estoy manchando las piernas completamente, sobre todo a tu amiguito-sonrió Noe por la situación.

- No pienses en eso, de hecho si no fuera así me sentiría algo avergonzado.- Le dijo sonriendo.- Eso es simplemente que tu cuerpo disfruta mucho más de lo que piensas.

Dicho eso la echó un poco hacia atrás para poder volver a atacar sus pechos mientras que ahora era él quien movía sus caderas frotándose mucho más firme y fuertemente contra la intimidad de Noe.

Cuando no pudo más con su alma y su instinto la levantó y se levantó sin dejar que ella tocara el suelo. La apoyó contra la pared y la siguió frotando ahora agarrándola por la zona interna de los muslos.

Lunas de GofioOù les histoires vivent. Découvrez maintenant