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Dejamos nuestros departamentos en Estados Unidos para regresar a Japón, llevamos a rastras a Bakugo al aeropuerto, por el momento su trabajo en Estados Unidos había terminado, al igual que para nosotros ya que ahora el peligro era mínimo y se encargarían de Shishikura.

Es una suerte haber traído a Bakugo. – menciono Kaminari después de casi un día de vuelo. – Nos dejaron los asientos al frente.

Viajamos así por que nuestros jefes esta vez fueron codos. – contesto Sero mientras se estiraba.

Kacchan. – llame al rubio que estaba a mi lado, aun dormía con la cobija que le di aun así después de gritarme que no la quería. – Llegamos.

No. – se quejo el chico moviendo su cabeza como si se tratase de un niño pequeño. – No quiero.

No habrán figuritas de All Might. – dijo Mina para que el chico abriera sus ojos.

Ya no tengo cinco. – se quejó para voltear de nuevo su rostro. - Ayúdenme a bajar. – ordeno para buscar a Kirishima y Midoriya con la mirada.

Sigues coleccionando tus figuras. – murmure para después tratar de ayudar a lo que se zafo de mí.

Que lo hagan ellos. – contesto sin mirarme.

Bien. – conteste para que Todoroki me diera palmadas en la espalda para que saliera con él. – Se los encargo chicos.

A la orden. – contesto el pecoso para ayudar al cenizo.

Bakugo, no debiste de ser así. – regaño Kirishima una vez que nos alejamos.

No estes triste. – murmuro el bicolor en forma de apoyo una vez en las escaleras para bajar avión.

Me encantan tus ánimos. – conteste para soltar una pequeña sonrisa.

Solo esperaremos el equipaje y podremos salir de aquí. – menciono Iida que iba al frente junto a Momo. - ______-chan llevara a Bakugo a la casa de sus padres, los demás regresaremos a nuestros hogares.

¡Pelos de incendio, cuidado! – se escucharon los gritos del cenizo que venia atrás. - ¡No soy un  jodidocostal de papas!

Déjenme explicarles la imagen, Kirishima lo sostenía de los brazos mientras Midoriya de los pies, Midoriya iba caminando de espaldas, en las escaleras.

No quiero otro accidente. – murmure para voltear hacia ambos. - ¡Suéltenlo!

No somos domino. – dijo Shinso al escuchar lo que dije. – Nos vamos a caer si lo hacen.

¡¿Qué hagamos que?! – grito Kirishima cerca del oído de Bakugo.

¡Me dejas sordo! – se quejó el cenizo para luego empezar a moverse desesperado.

Chicos, no griten. – regaño Iida cuidándonos como de costumbre.

Conseguí esta silla. – dijo Momo una vez debajo de las escaleras. – Súbanlo aquí.

Bien. – conteste para hacerla llegar hasta a Bakugo. – No te resistas, puedo lastimarte si lo haces.

Estas loca. – contesto el chico al ver lo que pretendía hacer. – Puedes dejaeme caer.

Nunca lo haría, tonto. – conteste para acercarme hacia el cenizo. – Ven. – ordene para tomar su mano y hacerlo flotar un poco para poderlo subir a la silla. – No te soltare hasta llegar abajo.

𝑨𝒈𝒓𝒊𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆 -𝑩𝒂𝒌𝒖𝒈𝒐 𝑲𝒂𝒕𝒔𝒖𝒌𝒊 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora