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Maximiliano Blaes, uno de los hombres mas peligrosos del lugar y dueño de media ciudad estaba frente a nosotros. Claro que si entraba en conflictos con la parte contraria habría problemas de seguridad, para eso estamos aquí para sacar el problema desde la raíz.

¿Y bien? ¿Que les parece la vista? - pregunto el hombre que llevaba el porte de todo un señor chavorruco que tenía dinero y te metería tres tiros sin dudar. - Es magnífica, no hay otra igual por aquí.

Perfecta, pero hay algo más que nos interesa además de esta propiedad. - contesté para que Katsuki me pasará la carpeta. - Queremos ser socios de negocios si sabe a lo que nos referimos.

Oh, mi otro negocio. - contestó el hombre. - Deberíamos pasar más tiempo juntos antes de decidir, esta noche tendremos una noche en la playa así que ahí los espero.

Será un placer señor. - contesto Bakugo tomando mi cintura. - Mi esposa y yo estamos impacientes.

Su español está casi perfecto. - contestó Blaes. - Llámenme Max, no me gustan las formalidades, los veo está noche.

Dicho eso, Blaes se esfumó dejándonos a Bakugo y a mi con la impresión de que debíamos cuidarnos más las espaldas a su al rededor, había mucha seguridad cuando estaba cerca. Pero la invitación que acabábamos de recibir era una gran oportunidad para ganar la confianza del hombre.

¿Que haremos de aquí hasta la noche? - pregunté a Katsuki que aún me sostenía.

Investigar. - contestó el oji rubí. - Vayamos a ver los alrededores.

A sus órdenes. - contesté mientras me giraba a el. - Tenemos que fingir que estamos de vacaciones.

Dicho eso subimos a cambiarnos, llevaba mi traje de baño bajo el vestido y Bakugo llevaba solo una camisa de botones junto con su traje de baño.

Teníamos que dar la apariencia de una pareja sin preocupaciones, teníamos que despistar al enemigo.

Si te sientas en la arena podrías rosarte. - hablo Bakugo mientras veía como me sentaba justo al ras de las olas.

¿Entonces si me meto me salvarás de las olas? - pregunté para levantarme y correr al mar.

¡Tenemos crías que criar no es para que entres así al mar! - grito el oji rubí para alcanzarme. - Eres un dolor de cabeza, pero no puedo dejarte.

¿Por qué? - pregunté con una sonrisa, claro que buscaba una respuesta honesta.

Porque si no me quedaré viudo. - contestó para que yo solo golpeara su brazo. - Y porque te amo.

¿Aún me amas? - pregunté sobando su brazo tras que haya cambiado de respuesta, una tiene que amenzar.

Nunca lo deje de hacer. - contestó para tomarme entre sus brazos. - Cada día que pasa no puedo dejar de amarte más y más, aún si soy un idiota no puedo pensar en estar sin ti, no sé que clase de idiotez hiciste pero no me veo sin ti.

Si sigues hablando de esa forma te besaré. - seguí para acercarme aún más a el.

Si no lo haces tu, lo haré yo. - siguió el cenizo para tomar mi mentón y por primera vez en mucho tiempo me beso como si su vida dependiera de ello.

Te amo. - murmure una vez nos separamos. - No peleamos más, ¿sí?

Golpeare a ese australiano y después de eso me dirás que me amas frente a el y nos casaremos. - demandó el más alto.

𝑨𝒈𝒓𝒊𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆 -𝑩𝒂𝒌𝒖𝒈𝒐 𝑲𝒂𝒕𝒔𝒖𝒌𝒊 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓Where stories live. Discover now