Capítulo 18

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Alexander me dejó en la entrada de la cafetería, me adentré y vi que Jordán estaba sentado en una mesa esperándome. Cuando me vio se levantó y me saludó con una sonrisa.

—¡Hola preciosa! —me abrazó— Te vez tan linda como siempre

—Hola amigo —saludé —Tu también te vez muy bien —sonreí

 Sacó la silla y me ayudó a sentarme, el es tan caballeroso y así ha sido siempre

—¿Como has estado Lía? —preguntó— Has cambiado mucho y no sólo físicamente

—He crecido y madurado —sonreí— todos pasamos por esa etapa y aunque suene irreal tu también cambiaste

Y es verdad, a lo largo de mi vida no he tenido muchos cambios de imagen, pero durante los últimos cuatros años, he pasado por diferentes etapas y cambios en mi imagen. Primero me teñí el pelo de rubio, se preguntaran ¿Lía rubia?, pues sí, durante un buen tiempo estuve de rubia, ya saben eso de querer encajar con los demás te hace ser diferente, y la verdad el rubio no me sentaba nada mal, pero Oliver me dijo que al natural me veía mejor y decidí dejarme crecer el pelo y que se quedará en mi color castaño natural.

—Yo soy el mismo tonto de antes

—Has crecido y mucho —dije recorriendo lo con la vista de arriba abajo—

Jordán siempre fue el típico niño atractivo de piel morena, ojos oscuros y cabello largo, es un poco mas alto que André y mucho pero mucho más fuerte que mi amigo de ojos verdes.

<<Se puso más bueno>>

 <<olvidalo el siempre ha estado bueno>>

—¿Desean algo para tomar?
—preguntó el mismo señor que me atendió ayer—

—Pide tu primero —habló Jordán

—¡Hola señorita! —dijo el señor que nos estaba atendiendo— hoy vino con un chico nuevo

Cuándo el señor dijo eso, me puse color hormiga, mi cara estaba roja de la vergüenza, el señor pensaba que yo salía con todo mundo y la verdad lo entiendo, ayer me vio con Alexander y hoy estoy con Jordán.

—¿Perdón?
—Jordán frunció el ceño—

—Es que como ayer vino con su novio y hoy viene con el joven

—No, no —balbuceé— el chico con el que vine ayer no es mi novio

—Perdón yo pensé que si —se disculpó— lamento haberla incomodado señorita

—No se preocupe —sonreí— el no era mi novio y el tampoco —señalé a Jordán

—No se preocupe señorita, lamento haberla incomodado —dijo apenado—¿Qué van a ordenar?

—Yo quiero lo mismo de ayer

—¿Un croissant y un jugo de naranja natural? —preguntó y quedé sorprendida al ver que si recordaba lo que había pedido el día de ayer—

Asentí

—¿Y a usted caballero?

—Lo mismo que ella —respondió Jordán—

—En un momento regreso con sus pedidos

Ambos asentimos

—¿Cómo te ha ido? ¿Cómo está tu familia?

—Me he dedicado a estudiar y conocer lugares —contesté— Y mi familia está bien, todos estamos tratando de sobrellevar lo sucedido

—¿Estas en la ciudad de paso?

Fuera de mi planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora