Capítulo 28

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Ayer luego que regresamos de comer, nos pusimos en marcha para avanzar unas cuantas horas más de camino, luego, cuando ya se estaba oscureciendo, André se detuvo en un lugar que es exclusivo para campers y así poder pasar la noche en un lugar seguro o al menos eso parecía —quizá los asesinen al dormir

O quizá sea un lugar de maleantes y asesinos, esa también puede ser opción.

Según el navegador estábamos en Van Horn, desconozco como era, pues ya estaba oscuro y no pude apreciar nada. Solo que hay muchos árboles alrededor, y eso lo se, pues Jesse se pasó contando árbol tras árbol durante horas, —¿Cómo lo hizo— no lo se, pero llegó un punto en donde ella se aburrió de tanto contar, y se quedó dormida.
 

Pude notar que al dormir si se parece una pequeña Osa Panda, debo admitir que Alexander tiene una pizca de razón, pero jamás le admitiría eso.

Al llegar cenamos algo ligero, yo comí un cereal y los chicos pizza, —¿algo ligero?, lo sé— Ellos insistieron en ir a caminar al bosque para según ellos “explorarlo” y aunque me reusé a ir y dije que era una estúpida idea, no me hicieron caso.

Alexander y Jesse intentaron convencerme de mil maneras, pero claro que no logré ceder, —ya te estás volviendo dura, que orgullosa me siento— y por más extraño que parezca ambos se dieron por vencidos y junto con André decidieron ir a dar la vuelta. Aunque también intenté convencerlos de quedarse ninguno accedió. Jesse se puso algo más cómodo y en una mochila pequeña metió una botella de agua, un perfume y unos maquillajes —¿Para qué? — No lo sé, cosas que, según ella, eran cosas básicas para ir al bosque. —Seguro si le sale un oso le va a aventar un iluminador o quizá le risa la pestañas y se vuelvan amigos—

 Salieron del camper y antes de irse Jesse se despidió de mí de manera muy dramática, recibí un corto abrazo de su parte y me susurró algo en oído. Conseguiré lo que quiero saber, esas fueron sus palabras, las cuales no entendí y por lo cual quise protestar, pero me ignoró y se fue.

Es algo rara, hasta se parece a ti, con razón son amigas

 

Cómo yo me quedé en el camper, decidí hacerme unas palomitas, puse una película de comedia en mi laptop y estuve así durante un gran rato, ya era pasada de la media noche y no me di cuenta en que momento me quedé dormida, la verdad no sé cuánto tiempo pasó, hasta que unos fuertes golpes que provenían de afuera me despertaron.

Rápidamente me puse de pie y abrí la puerta, Jesse, André y Alexander entraron de prisa y este último cerró a su paso.

 
—¿Qué sucedió? —pregunté preocupada, pues sus rostros lucían pálidos y algo no me daba buena espina, parecían vampiros—

 
—Na..da—respondió Jesse con la respiración agitada— Co..corrimos desde no sé dónde sin parar, siento que corazón va a salirse de mi pecho

Fui por agua y les serví un vaso a cada uno, busqué en la pequeña nevera y encontré un pedazo de pan, lo dividí en tres y le di una porción a cada quien, dicen que el pan es bueno para los sustos, ¿no?.

Pasaron unos diez minutos y todos se tranquilizaron, su respiración aparentemente estaba regresando a la normalidad, estuvieron callados y sin decir palabra alguna, su silencio era incómodo y eso me puso nerviosa. Me aclaré la garganta y todos me miraron.

 
—¿Me van a decir que sucedió?
—cuestioné con la ceja levantada

Nadie respondió nada

Ignorada

—No pasó nada —respondió Jess con la cabeza cabizbaja— solo fue un susto sin sentido

Fuera de mi planWhere stories live. Discover now