Capítulo 36

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—Lía, Lía —la voz de Alexander hizo que la luz del sol me cegara momentáneamente—

—Alexander —gruñí y me removí entre las sábanas— ¿Qué quieres?

—Debemos irnos si queremos llegar antes de que anochezca —suspiró dramáticamente y continuó—. El viaje terminó

—¿A dónde vamos? —pregunté y me cubrí la cara con la almohada—. Tengo ganas de dormir y tú no me apoyas

Se quedó en silencio y eso hizo que me descubriera el rostro y me obligara a verle. Estaba parado de pie junto a la cama, las cortinas estaban ligeramente abiertas y la puerta que divide las dos habitaciones mostraba la otra habitación.

—Iremos a casa de mis tíos —comentó, mientras caminaba por todo el cuarto—. Ya lo he dicho, el viaje ha terminado

—¿Tan pronto? —pregunté e hice un gesto de desagrado—. Pero si acabamos de llegar

Llevan aquí casi cuatro días.

—Ya acabó la diversión

—Justo cuando me comenzabas a caer bien —murmuré— lástima

—Eso va en contra del trato

—¿Cuál contrato? —fingí demencia

—Qué graciosa —expresó y una sonrisa falsa se hizo presente

—¿Has hablado con los chicos? ¿Con Jesse?

—La rubia está muy preocupada por ti, no ha parado de enviarme notas de voz, amenazándome

Lo miré con una ceja enarcada.

Estaba difamando a Jesse, eso era obvio.

—¿Debería creerte? —cuestioné con una ceja levantada

Alexander sacó su celular y empezó a reproducir notas de voz que la rubia le había mandado. En todos sonaba furiosa, no paraba de reír cada que la escuchaba. Pero lo que hizo que me riera exaltadamente fue la última nota de voz.

Alexander, te juro que, si no me das información de Lía, soy capaz de cortarte una de tus dos bolas. Y no deberías dudar de mis alcances.

 

Al fondo podía escuchar la voz de André regañando a Jesse, mi cara estaba roja y mis risotadas eran enormes.

—¿Te parece gracioso? —dijo ofendido

—Lo es —aseguré entre risas

—¿Ahora me entiendes?

Asentí.

Fuera de mi planWhere stories live. Discover now