Déjame intentarlo | Feng Mei Zuo 💎

1K 74 0
                                    


894 palabras.
Narrado en segunda persona.

Suspiras profundamente antes de subir al auto que maneja Meizuo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Suspiras profundamente antes de subir al auto que maneja Meizuo.

Aunque te sentías algo culpable, ahora lo que reina en ti es la emoción de vivir lo que está por pasar.

¿Qué es eso que, según tú, ocurrirá en lospróximos minutos y por qué te sentías culpable?

Bueno, hace unos días planeabas darle una sorpresa a tu novio al ayudarle a arreglar algunas de sus cosas mientras él se enfocaba en una exposición muy importante que debía dar frente a la clase. Sin querer, encontraste una caja de madera que contenía un anillo algo sencillo pero hermoso.

Aunque no estás segura de cuándo recibirás el regalo —ni si en realidad ese anillo es para ti— no has podido evitar fantasear con el momento.

Crees firmemente que soñar no cuesta nada, así que le has dado rienda suelta a tu imaginación desde entonces y, a pesar de que probablemente ya te has imaginado cualquier escenario posible, todavía te sientes bastante emocionada por el suceso.

Además, hoy pinta perfecto para ser ese día. Meizuo te invitó a cenar a un restaurante que, honestamente, no es de tus favoritos. Sin embargo, ese fue el primer lugar al que salieron solos. Hasta la fecha sigues creyendo que todo fue un plan elaborado por parte de sus amigos, pero no lo has podido comprobar aún.

—¿Cómo estás? —pregunta tu novio al notar que has estado sonriendo más ampliamente de lo normal.

Siempre te ha sido imposible esconder tu emoción, así que ni si quiera lo intentaste esta vez. Aunque no quieres que él sepa que descubriste el anillo, crees que es mejor no arruinar el momento y mantener el secreto.

—Feliz. Hace mucho que no pruebo ese delicioso fetuccini —comentas, recordando el platillo que pediste la única vez que has ido a ese restaurante. En realidad la comida te dio igual, pero eso ha sido lo primero que se te ocurrió para continuar ocultando la razón de tu euforia.

—¿Me dejarás probarlo en esta ocasión?

Ríes ante su comentario, relajando tu mano entre sus dedos mientras la lleva cuidadosamente hasta sus labios sin descuidar la carretera.

—Tal vez.

No tardan en llegar al restaurante y ocupar la mesa previamente reservada.

Antes de pedir los platillos deciden compartirlos. Te cuesta un poco mantener la farsa de que te encanta la comida, pero tu fuerza de voluntad por no arruinar la sorpresa es mucho mayor. Así que das cumplidos a diestra y siniestra de todo lo que han comido juntos.

Tus nervios crecen cuando te das cuenta que el postre está tardando en llegar. Entonces, te preguntas si este es el momento que has esperado por días.

La pregunta en tu cabeza es pronto contestada, pues una melodía que conoces a la perfección inunda el ambiente.

Tu segunda cita —o primera cita oficial— con Meizuo fue en un recital de música. Aunque no te llamaba mucho la atención asistir, resultó siendo una de las noches más mágicas que habías vivido en bastante tiempo.

Le comentaste que una pieza en específico te había llevado a explorar un universo más hermoso, sin mencionar que lo que la hizo más especial fue que tu mano se encontraba segura en la de Meizuo. No creíste que él le había tomado importancia, pero ahora sabes que él recordará cada detalle que te haga sonreír.

—___[T/n] —dice con cierto nerviosismo, captando tu atención—. Tengo algo muy importante qué decirte, pero quisiera pedirte que no te asustes y que no me interrumpas, ¿sí?

Dejas que tus pensamientos se desvíen por un momento, tratando de averiguar por qué te espantarías en una situación así. Eventualmente lo descubres y se te hace tierno pensar que él consideraría que podrías temerle de cierta forma al compromiso.

Aunque debes aceptar que estás bastante nerviosa al respecto, en realidad no tienes miedo de lo que podría pasar, no cuando estás junto a Feng Meizuo. Es por eso que le escuchas con total interés.

«Te lo he dicho muchas veces ya, pero no me cansaré de repetirlo. Tú, ___[T/n], haces que mis días sean más cálidos. Incluso cuando me estoy sintiendo mal, siempre encuentras la forma de reconfortarme. Te agradezco infinitamente cada detalle que haces por mí y espero darte y ser para ti todo lo que mereces en este mundo. Yo no sé si nuestro amor pueda ser para siempre, en la salud y en la enfermedad. Sin embargo, me encantaría intentarlo. Incluso si falla en el primer intento, prometo intentarlo una y otra vez hasta que tú dejes de permitirlo. Así que, ¿me darías el honor de intentar ser tu para siempre?»

Tu mirada no se desvía de los dulces ojos de tu novio. Ya has visto el anillo, así que sólo quisieras apreciar este momento y guardarlo en una parte especial de tu memoria.

Cada palabra, aunque seguramente la ensayó por horas para no olvidarla, parece salir directamente de su alma, lo cual sólo acelera los latidos de tu corazón.

—Intentemos juntos —respondes tras asentir un par de veces con la cabeza. Quisieras saltar de la emoción y recorrer el pequeño espacio alrededor de ustedes, pero te limitas a extender tu mano hacia Meizuo para que él coloque el anillo.

Nunca pensaste que alguien podría hacerte tan feliz. Ni mucho menos creíste que le confiarías tal felicidad a alguien por medio de una promesa consolidada por una simple pieza de joyería que adornará tu mano por décadas.

Jardín de meteoros » one-shots ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora