Imaginas de temática aleatoria entre el lector y alguno de los integrantes de F4 que aparecen en la versión más reciente de Meteor Garden.
Disfruten c:
432 palabras. Narrado en primera persona por ___[T/n].
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Me recuesto en el piso de la habitación principal. Mis músculos se relajan al sentir el refrescante frío. Aunque no hace tanto calor el día de hoy, me la he pasado de allá para acá moviendo cosas.
Mudarme fue mi idea. Yo misma elegí la casa en la que viviré durante los próximos años. Eso no evita que me sienta algo arrepentida de la situación. Nunca consideré que sería tan cansado, especialmente cuando la persona que compartirá esta casa conmigo me ha estado ayudando: Huaze Lei.
—¿Quieres descansar un momento? —me pregunta al verme tirada en el piso en medio de múltiples cajas—. Ya no faltan muchas cosas, así que podría hacerlo yo.
Me siento sobre el piso y estiro mis brazos para alcanzar su mano con la mía.
—No, descansa conmigo —pido, jalando suavemente su brazo como si eso fuera a convencerlo de recostarse junto a mí.
Él sonríe y termina por sentarse en el piso, colocando una de sus manos en mi cabeza y haciendo que use su regazo como almohada.
Su mano pronto comienza a acariciar mi cabello con dulzura, provocando que desee rendirme ante el cansancio y tomar una siesta.
Cierro los ojos, pero prefiero luchar contra el sueño para disfrutar más de este momento.
Lei suspira profundamente después de un rato, probablemente creyendo que ya me he dormido.
—Todavía no puedo creer que estemos escribiendo un futuro juntos —dice al aire, sin saber que le he escuchado y que me hace sentir extremadamente feliz—. Soy tan afortunado de tenerte. —Su mano vuelve a posarse sobre mi cabello. Le escucho reír suavemente, pero no entiendo por qué hasta que vuelve a hablar—: Ojalá no estuvieras durmiendo para que pudieras escuchar lo mucho que te amo.
Es entonces que noto que he estado sonriendo ante cada cosa que ha dicho, delatando que nunca consideré la idea de quedarme dormida.
Actúo como si estuviera a penas despertando, pero él nunca ha caído en mis pobres intentos de actuación y esta no es la excepción. Aun así, decide seguirme el juego.
—¿Estabas diciendo algo, amor?
—Oh sí, ¿cómo lo supiste? —cuestiona con una amplia sonrisa en el rostro.
Levanto mi cabeza y termino por sentarme junto a él.
—¿Intuición? —digo más en tono de pregunta que de respuesta, lo cual le hace reír una vez más.
—Ah qué coincidencia, porque justo pensaba despertarte para decirte algo sumamente importante.
—¿De qué se trata?
—Bueno, es que todavía faltan algunas cajas por bajar de la camioneta y yo estoy exhausto —dice antes de tirarse al piso con cuidado y cerrar los ojos.
Lo miro con ternura, acercándome para dejarle un suave beso en los labios.
