41. Trinchera

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Estacioné en una calle más abajo del terreno baldío y fui caminando hasta el lugar, aún confundida por lo que había visto, mi primer contacto fue con Daniel, ya no estaban besándose, en su lugar, se encontraban fundidos en un abrazo; él me miró confundido y alejó a Diana con nerviosismo.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó Dani.

Ella se dio media vuelta al instante, no parecía contenta de verme.

—Solo quería, hablar, es una tontería que sigamos peleadas, en especial cuando estás pasando por algo tan horrible —dije en dirección a ella intentando establecer contacto visual, cosa que no logré en absoluto.

—Te dije que lo mejor era dejarlo así, vete a la escuela Art —me reprochó Daniel.

No se notaba convencido de sus palabras, pero aun así me lastimaron.

—Diana, oye hemos superado muchas cosas, sé que a veces te cuesta dejar el orgullo de lado, pero quiero estar para ti, eres como una hermana para mí, lo sabes —insistí.

—No es orgullo Artemis —masculló ella evitando mirarme.

Me sentí esperanzada de que por fin me había dirigido la palabra después de tanto tiempo.

—¿Qué necesitas para que todo vuelva a la normalidad? —pregunté acercándome un poco más a ellos.

—¿Acaso las cosas han sido normales para mí alguna vez? —preguntó exaltada— La verdad es que ya no me siento cómoda cerca de ti, si alguna vez te importé, hazme el favor de dejarme en paz.

No entendía su enojo, yo no había hecho nada tan terrible como para merecer ese trato.

—Di, no puedes actuar así solo porque elegí estar con un chico que no te agrada, es demasiado egoísta.

Las palabras salieron con impulsividad y en cuanto percibí su reacción, me arrepentí de haberlas dicho.

—¿Egoísta? El tipo mandó mi vida a la mierda Artemis, y  no tengo ni el poder, ni la fuerza de enfrentarme a él por lo que hizo, lo único que tenía era ti, y te conté lo que hizo: te dije que mintió, que aunque mi vida no corría peligro esa noche, él decidió llamar a mis padres sin mi permiso, a ti, él te contó otra historia, ¿no ves que su intención era hacerme daño y quedar como el bueno contigo?, te manipuló para alejarte de mí y tu sigues defendiéndolo, ¿al menos le hablaste de esto? ¿Le cuestionaste por qué llamó a mis padres? ¿Y por qué luego te mintió al respecto?

Sus acusaciones me paralizaron, tenía razón, esa mentira había pasado a segundo plano en cuanto apareció todo el Drama de la facultad de arte y la familia de Nicolas. Negué con la cabeza admitiendo mi error.

—Ahí lo tienes, no vengas a decir que te importo cuando no te tomas ni un segundo para escucharme o si quiera creer en lo que te digo, al parecer una cara bonita y una familia poderosa pueden más que tu "casi hermana", ¿sabes? Al final no eres tan distinta a tus padres —espetó con rabia en cada palabra.

El corazón me latía fuerte, me sentía herida y culpable, no era verdad, Nicolas no me importaba más que ella.

—Estás sacando todo de contexto, aquel día te pregunté si estabas bien, si podías manejar la situación de tus padres después de la fiesta de Lu y recuerdo que me dijiste que todo estaba bien, que lo tenías bajo control, ¿crees que soy adivina? Quizás no se compara con lo tuyo, pero ¿tienes idea de por lo que yo he pasado?, no sabes nada, porque tampoco preguntaste y yo no te ando recriminando por eso.

Diana empezó a reír con altanería.

—Qué, ¿Hablas de tus grandes problemas con la facultad de arte? Oh, pobre Artemis que va a estudiar en la universidad más cara del país y sus papis no la dejan hacer lo que quiere —se burló sin atisbo de culpa.

Somos luz de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora