57. Fissure

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Cuando entramos en la UBV no pasamos cerca de la facultad de Arte ya que entramos por el lado contrario, la verdad, es que no esperaba que fuese diferente. Pía me llevó hasta un edificio en el que nunca había estado, es verdad que alguna vez lo vi a lo lejos, porque era el más alto de todo el campus, pero no tenía idea de que ahí trabajaban los socios.

Subimos hasta el último piso en el ascensor. Al abrirse, me topé con un largo pasillo que llevaba hacia una sala de estar enorme, rodeada por oficinas y salas de reuniones. Una cristalera imponente, cubría por completo el lugar, dejando ver casi todo el perímetro del campus. Mis ojos se dirigieron en automático hacia la facultad de arte, intenté buscar a Adri y aunque las personas se veían pequeñas desde tal altura, estaba convencida de que podría reconocerlo.

—Espérame aquí y no se te ocurra moverte —ordenó mi hermana, sentándome de un empujón en un enorme sofá rojo.

Refunfuñé por lo bajo y la amenacé con la mirada. No tenía por qué tratarme así.

—Hablo en serio Artemis, no causes más problemas.

Cuando estaba a punto de ponerme de pie para contestarle, el sonido de una voz que no escuchaba hace mucho, me causó un escalofrío.

—Pía, buenas tardes, sea usted bienvenida. Es una lástima que sus padres no pudiesen venir.

Era Adriel y como no, a su lado iba Nicolas, quien me miró de reojo por unos segundos. La rabia empezó a cocerse en mi interior. Pero no iba a dejar que eso me distrajese, tenía que pensar en cómo salir de ahí y volver a tiempo sin ser descubierta. Aunque eso me daba igual, mientras pudiese hablar con Adri.

—Sí, me pidieron que le hiciese llegar sus más sinceras disculpas. Tenían mucho trabajo en la empresa hoy, pero no se preocupe, yo traigo todos los documentos en orden y estoy a su completa disposición.

Mi hermana era muy buena con las palabras cordiales cuando quería. Idéntica a mis padres. Una farsa total. De todas formas, Adriel era igual, me resultaba curioso poder ver las máscaras de ambos en acción, mientras sabía en realidad como eran por dentro, me causaban repulsión y lástima.

—Estupendo, ven a mi despacho —dijo, Adriel.

Pía miró a Nicolás, y antes de marcharse, se dirigió a él con una dulzura despampanante.

—Nic, ¿me haces el favor de quedarte con Artemis? Ya sabes que estamos en una situación delicada.

No lo podía creer. En primer lugar, ¿desde cuándo había tanta confianza entre ellos? y ¿cómo que Nicolás sabía todo? ¿Con qué derecho le contaban mi vida privada a un desconocido? La rabia se multiplicó por un millón. Tenía ganas de golpear algo o a alguien, de preferencia a alguien con unos lindos ojos verdes. Intenté respirar profundo para tranquilizarme.

Nicolas me miró con suficiencia altanera y luego asintió hacía mi hermana con una media sonrisa. Ella le agradeció y se fue con Adriel dejándonos solos en la sala. Maldije por dentro, esto haría mi escape más complicado, tenía que ser estratégica y dejar las emociones de lado o al menos, iba a intentarlo.

Se sentó a mi lado, mirando al frente y cruzó los brazos. Yo recorrí mi cuerpo hasta el otro extremo del sofá, escuché que soltó un bufido burlón.

—No puedo creer que tengas la cara de hacer esto, después de tu comportamiento de la otra noche—. No respondí—. Pero bueno, supongo que ya estás teniendo tu merecido ¿verdad? Podemos llamarlo un karma indirecto.

Su tono de burla me estaba hirviendo la sangre. Adiós estrategia.

—¿Tienes idea de quién fue el boca suelta que esparció el chisme en la facultad de Arte? Es que, con tanto tiempo libre. Estuve planificando como asesinarlo.

Somos luz de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora