60. De vuelta a la realidad

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Su cambio de semblante llamó mi atención, sentí que Nicolas bajaba todas sus barreras y que quizás, iba a ser la primera vez que lo vería sin ninguna armadura cubriéndolo, de cierta forma, me causaba intriga. ¿Qué cosas iba a confesarme?

—Por favor —dije casi en tono de súplica.

El lanzó otro suspiro y empezó a hablar.

—En primer lugar, perdón. Sí, tienes razón fui un patán. Te busqué y coqueteé contigo para sacarte información y ganar ventaja, no pensé que la cosa se pondría tan seria y bueno, menos que llegaríamos a lo que llegamos. Debo admitir que no supe ponerle un freno. Sé que va a sonar horrible, pero hice lo mismo con las hijas de los otros posibles socios, al menos, las que estaban a mi alcance. —No podía creer lo que escuchaba, era un sinvergüenza—. ¿Qué fui un asco de persona? Puede ser, pero no me arrepiento, hice lo que tenía que hacer, sin embargo, de verdad, te ofrezco mis más sinceras disculpas.

Estaba claro que le daba igual todo, no me cabía duda alguna de que estaba siendo sincero y aunque había sido irreverente, era agradable escuchar algo de verdad salir de su boca.

—Eres un descarado, pero supongo que puedo perdonarte.

Puso los ojos en blanco mientras se cruzaba de brazos.

—Ay, no es para tanto. Además, todo está en el pasado y ya me diste mi merecido en la fiesta de Julián. Gran jugada, por cierto. Y por favor, deja de jugar a la santa y admite que tú también me utilizaste y no supiste cuando parar.

—Bueno... ahora que lo pienso un poquito mejor. Puede que en un inicio te haya utilizado para poner celoso a Matías y luego dejé que las cosas siguiesen, en parte para olvidarme de él, de lo que me había hecho. Sin embargo, no voy a negar que llegué a sentir algo por ti.

No podía creer que estaba admitiendo eso, pero era todo o nada ¿no?

—Aunque no lo parezca, yo también Artemis, quizás esa fue una de las razones por las que lo lleve tan lejos. No me había sentido así en mucho tiempo y estar contigo, le trajo algo de felicidad a lo terrible que estaba siendo mi vida en ese momento. El problema vino cuando mi padre se enteró de que estábamos juntos, ahí dejó de ser divertido.

—¿Qué paso?

—Pues, en primer lugar, que me dejaste. Estaba empezando a quererte y a la vez, papá me presionaba para que te mantuviese a mi lado, al menos, hasta que esto del juicio terminase. Hiciese lo que hiciese, no podía conseguir que regreses conmigo, fue en verdad frustrante y doloroso, créeme. No sé decirte si lo lleve tan lejos por la presión, o porque de verdad te extrañaba y me hacías falta, sin embargo, puedo asegurar que había un poco de las dos cosas y ese día, el día que viniste a casa. Cuando pasó lo del vestido, el beso y... y lo que ya sabemos, ese día fue mágico y a la vez una pesadilla. Por cierto, gracias por quedarte y por ayudarme aquella vez, de verdad.

¿Quién era este Nicolas sincero y sensible, y donde había estado escondido todo este tiempo?
—Ojalá hubiéramos podido hablar así antes. La verdad, no sé qué decir, es mucho por procesar.

—No tienes que decir nada, solo creo que tenías que saberlo, ya que vamos a hacer esto por nuestras familias, debemos tener confianza mutua, ya sabes, si queremos que salga bien. Hablando de eso ¿Puedo preguntarte algo?

—Sí, claro.

—¿Qué carajos pasó con Francis? ¿En qué momento se hicieron tan cercanos? ¿o acaso solo acordaron montar ese espectáculo en la fiesta de Julián para burlarse de mí?

Aunque intentó sonar relajado, había un dejo de resentimiento en su voz.

—Esas son varias preguntas, pero bueno, supongo que, si tú me contaste todo, yo a ti también puedo contártelo. Como te dije, lo conocí en la facultad de Arte y al principio éramos amigos, luego me... enamoré de él, así de simple, por otro lado, lo de la fiesta, fue un impulso mío al recibir esos mensajes y también por cómo me trataste, quería vengarme y lo hice.

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