Capítulo 73

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La vibración del teléfono de Shen Tingwei se detuvo.

Sólo entonces fue capaz de reaccionar y dirigió sus ojos al teléfono, viendo el nombre "Lian Jue" aparecer en la pantalla.

Shen Tingwei pulsó un botón para devolver la llamada, y la persona al otro lado de la línea atendió rápidamente. Como acababa de despertarse, su voz aún sonaba un poco ronca y se entrecortó con un tono inconscientemente avergonzado: [—¿Ho, hola...?]

[—¿Estas despierto?] Preguntó Lian Jue al otro lado de la línea.

Al escuchar su voz en cuanto recientemente acababa de despertarse, Shen Tingwei se sonrojó un poco sin razón aparente mientras devolvía una respuesta: [—Sí.]

[—Fui a la floristería.] La voz de Lian Jue sonaba tranquila, como si estuviera elaborando un pensamiento extraño: [—En la floristería no tenían ramos de jazmín, y sólo pude conseguirte una planta en maceta.]

Shen Tingwei se incorporó de la cama, miró la maceta del tamaño de la palma de una mano que había en la mesita de noche y sonrió suavemente: [—Si, la he visto.]

Lian Jue pareció quedarse sin palabras y, tras una breve pausa, solo dijo "Hmm".

Shen Tingwei estaba acostumbrado a su inusual calidez y no le importó que no fuera alguien que estrictamente "regalaba flores en persona", sino que le agradeció sinceramente.

Luego Shen Tingwei recogió la pequeña maceta de jazmín.

Sólo había una planta de jazmín en una maceta, con un racimo de diminutos brotes en las frondosas ramas que aún no habían florecido. Además, el jazmín estaba en una pequeña maceta de cerámica con forma de cuenco y material ordinario, con una carita sonriente de dibujos animados un tanto infantil impresa en un fondo verde; era bonita, pero Shen Tingwei no podía imaginarse cómo se vería Lian Jue mientras la sostenía.

[—¿Has ido a comprarla esta mañana?] Shen Tingwei pensó que era una pena que la maceta fuera un poco pequeña, pero cuando el jazmín creciera un poco más lo podría sacar y plantar en el patio.

[—Estaba de camino a la empresa, y pasé por la floristería.] El tono de voz de Lian Jue era raro y poco natural, cuando devolvió la pregunta: [—¿No te gusta?]

Shen Tingwei no pensó demasiado en su excusa de pasar por la floristería de camino al trabajo y luego volver a propósito, sólo afirmó sus palabras: [—Me gusta mucho.]

Lian Jue no dijo nada más, ni tampoco colgó el teléfono.

Shen Tingwei pensó que Lian Jue probablemente no tenía mucha experiencia en hacerle un regalo a alguien, así que no sabía cómo responderle y decidió cambiar de tema: [—¿Vendrás a cenar esta noche?]

Esta vez, Lian Jue respondió rápidamente: [—Hay mucho trabajo pendiente.]

Había alguien hablando al otro lado del teléfono, y Shen Tingwei quiso decir que debía seguir y ocuparse del trabajo, pero de repente oyó que Lian Jue susurraba una palabra en voz baja, más no sabía si era para sí mismo o para la persona del otro lado de la línea.

Entonces, Shen Tingwei sólo pudo seguir sosteniendo el teléfono y esperar.

Pero la voz de Lian Jue no tardó en sonar en el auricular del teléfono: [—Intentaré llegar a casa lo antes posible.]

Shen Tingwei se quedó atónito por un momento y dijo: [—Ah, bueno.]

Entonces, Lian Jue colgó el teléfono.

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