Capítulo 80

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Tras escuchar la noticia, Lian Jue se apresuró a volver a la habitación de Shen Tingwei tan rápido como pudo.

Durante los pocos pasos que dió desde la oficina del director hasta la habitación, todos los pensamientos en la cabeza de Lian Jue seguían siendo positivos y optimistas.

Quizá Shen Tingwei se había despertado y, al ver que no había nadie en la habitación, había ido al baño o a otro lugar.

O tal vez Shen Tingwei se había despertado y al no poder verlo, se apresuró a salir para buscarlo.

Pero todas estas fantasías se hicieron añicos cuando Lian Jue entró en la habitación y buscó en vano, así que mandó a todos a dejar sus puestos de trabajo y registrar todo el hospital, incluso debajo de las camas y de las taquillas en las que cabía una persona.

La sábana con la que había cubierto cubierto a Shen Tingwei antes de salir de la habitación seguía extendida sobre la cama, el nuevo par de zapatillas que había conseguido para él, pero que aún no habían puesto en uso, seguían en un lado de la cama, y toda la ropa nueva estaba ordenada en el armario como si nada hubiera cambiado, excepto Shen Tingwei había desaparecido por completo.

Lian Jue primero hizo que alguien recuperara todos los videos de vigilancia de cada rincón del hospital desde el momento en que se fue de la habitación hasta que regresó.

Al principio, fue capaz de mantener la calma y la claridad, llamó a la policía, hizo que todos siguieran buscando y confirmó los videos de vigilancia en las tiendas y carreteras alrededor del hospital... pero después de toda una noche sin encontrar ninguna pista, fue como si de repente sufriera una estado de paranoia, y como si ya no pudiera confiar en nadie de su entorno.

Echó a todo el mundo y se encerró en la sala de vigilancia a solas, viendo las claras imágenes de vigilancia innumerables veces sin pestañear, dándoles vueltas una y otra vez, y comprobando a todos los que entraban y salían desdes el día a la noche.

Hombres, mujeres, todos los que se parecían a Shen Tingwei y los que no.

Al final, Lian Jue se convenció de lo que estaba ocurriendo ante sus ojos y determinó que los vídeos de vigilancia no mostraban ni la más mínima imagen de Shen Tingwei saliendo de la habitación del hospital.

Shen Tingwei, en el corto período de tiempo en que no llevaba ni diez minutos, se había desvanecido en el aire.

El momento en que Lian Jue comenzó a enloquecer, los asustó a todos.

Rompió el vaso lleno de agua que había en la mesita de noche con los ojos enrojecidos, la sábana de la cama y la ropa del armario se desparramaron por el suelo, el portafrascos cayó al suelo entre los fragmentos de vidrio, la medicina que aún no había terminado su infusión goteó por todo el suelo, y el olor amargo de la medicina y el tenue dulzor acre del nutriente se mezclaron con el olor a desinfectante que llenó el aire, haciendo que la atmósfera de la sala se congelara en un instante.

Un áspero zumbido que abrumaba su respiración y los latidos de su corazón sonó en los oídos de Lian Jue, y todos esos quiebres que no había tenido cuando Shen Ting no había estado en el accidente estaban en su máxima expresión en este momento, como si toda la fuerza a la que se había aferrado durante todo el tiempo se descargara por completo en un instante, impulsando sus emociones, que llevaban treinta años de encierro, a romper los grilletes con violencia.

—¡¿Por qué no lo encuentran?! —Lian Jue preguntó a todos los presentes con voz severa, y regañándoles: —En un hospital tan grande, ¿por qué ni siquiera pueden encontrar a una persona viva?

Todo el personal médico temblaba y respiraba suavemente, sin atreverse a pronunciar una palabra, con el temor de que el sonido de sus respiraciones fuera demasiado fuerte y provocara un estallido aún más furioso por su parte.

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