Capítulo 15

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AIDEN.

Estaba esperando en una de aquellas sillas incómodas que se encontraban en el pasillo de la comisaría a espera de que me tomaran declaración. La verdad era que estaba nervioso, no sabía lo que me iba a pasar, pero aún así no me sentía culpable por nada, Joel se merecía todo lo malo que le pasase.

Ambos habíamos terminado con numerosos moretones. Yo me relamí la sangre de mi labio inferior que me había partido y me quité la gota de sangre que caía de la herida de mi ceja izquierda mientras miraba a Joel, este se colocaba un pañuelo de papel sobre la
Will salió de la habitación de enfrente y me miró. Yo sabía que estaban ahí por nosotros y no me sentía bien por aquello. Entonces salió el comisario y tras echar un vistazo a la sala dijo mi nombre.

Yo me levanté y anduve hacia la sala de la que había salido Will.

—Siéntese por favor—dijo el comisario tras darle un sorbo a su café.

Eran apenas las 3.00 de la madrugada y seguro que no estaba muy contento de tener que hacer horas extras. Era normal, nadie estaría contento en su situación.

Me senté en la silla que se encontraba frente a él y esperé a que él hiciese lo mismo y comenzara a hacerme preguntas.

—Eres Aiden Franklin, ¿verdad?—preguntó ojeando algo en su informe.

Yo tragué saliva.

Ya había estado alguna vez que otra aquí cuando formaba parte de la banda de Scott, pero solo por delitos menores como algún pequeño robo en una tienda de barrio o por vandalismo. Nunca pudieron pillarme por posesión de drogas cuando hacía aquellos encargos que me obligaba a llevar a cabo Scott.

—Vamos Jerry, tienes que acordarte de mí—dije.

Jerry era el policía que llevaba ese tipo de casos en aquella época y ya me conocía.

—¿Qué has hecho ahora, Aiden? ¿Te han pillado con un arma? ¿Tal vez haciendo de camello por algún callejón?—deja los informes sobre la mesa y se quita las gafas para frotarse los ojos—Vaya, no has cambiado nada.

—Jerry, ya no estoy en la banda de Scott.

—¿Crees que me lo voy a creer? ¡Eso dicen todos cuando se sientan justo donde estás tú ahora mismo!—exclama para cruzarse de brazos y mirarme con mala cara.

—Te puedo asegurar que ya he dejado aquella vida, conseguí un trabajo y sigo yendo a la universidad, además, la banda cojea desde que Scott entró en la cárcel. Tienes que creerme.

Jerry resopló y se puso de nuevo las gafas.

—Digamos que te creo, ¿por qué estás aquí ahora? Porque por ayudar a una anciana a cruzar la calle seguro que no es—ironiza.

—Mi novia.

—¿Tú novia te ha metido aquí? ¡Vaya, si qué tiene los ovarios bien puestos!—ríe.

No sé lo que se estaría imaginando en ese momento pero ignoré sus palabras para centrarme en explicarle lo que había sucedido.

—Mi novia no me ha metido aquí. Fue por impedir que el tío que está esperando en el pasillo con esa cara de imbécil redomado se sobrepasara con ella.

Jerry dejó de sonreír.

—Mira, sé que no soy el tío perfecto pero esa es la verdad, solo quería protegerla de ese tipo.

Jerry recogió sus informes y no respondió. Simplemente se levantó y me dejó solo unos segundos después.

ANDREA.

MI NIÑERO 2Where stories live. Discover now