Capítulo 16

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ANDREA.

El agente terminó por preguntarme si yo estaba bien después de que Joel me hubiese drogado.

Yo asentí levemente, mintiendo.

Me sentía realmente mal y lo estaba disimulando porque ahora mismo solo me importaba que Aiden estuviese bien, que no entrase en la cárcel, que no le pasara nada.

El policía me indicó que ya podía salir solo con una mirada hacia la puerta. Yo salí y vi a Marina sentada en el suelo frente a la puerta mientras que mi madre, mi padre y Aiden aguardaban sentados en los asientos que había libres.

Aiden se levantó rápidamente y me abrazó.

Al apartarse, mi padre me miró levemente pero no dijo nada. Seguía enfadado, lo podía notar en cómo su mirada fría me observaba desde aquel asiento. Mi madre vino a abrazarme.

—¿Qué te ha dicho? ¿Qué te ha preguntado?— me pregunta insistiendo en que me siente donde estaba ella, junto a mi padre.

Me senté sin muchas ganas mientras que mi padre miraba hacia otro lado intencionadamente. Era otra prueba de que estaba muy enfadado conmigo.

Mi madre me cogió de las manos y me obligó a mirarla a ella.

—¿Andrea?

—Solo me ha hecho preguntas sobre lo que ha pasado, nada más.

—Lo denunciarás — suelta mi padre de repente cuando no pensé que me volvería a hablar.

— Sí, esto no se quedará así —dije dándole la razón. Joel se había pasado muchísimo y merecía que le denunciara.

Una hora más tarde me despedía de Marina y de Aiden en la puerta de la comisaría. Le habían soltado solo con un aviso por la pelea con Joel y eso era lo importante. Mientras, que Joel pasaría alguna noche que otra en el calabozo hasta que se formalizara la denuncia.

Le di un suave beso en la mejilla mientras mi padre nos observaba con cierta inquina. Tenía que hablar con él pero en ese mismo instante no tenía fuerzas para nada, con suerte me podía mantener en pie.

Llegamos a casa en unos minutos y mientras subía las escaleras lentamente apoyando mis manos en la barandilla escuché el crujido de uno de los sillones, seguramente papá se había derrumbado en el sillón frente a la ventana y mi madre fue a hacerle una tila, siempre hacían eso cuando sucedía algo. Ya hablaría con él mañana para aclarar las cosas, este no era el momento.

Me costaba bastante subir cada escalón, era como si mi cuerpo pesara mucho más y eso me traía muy malos recuerdos.

Caí rendida nada más tocar con mi mejilla la almohada de mi cama.


Al día siguiente desperté a eso de las 10:00 de la mañana y baje las escaleras con temor a encontrarme a mi padre. Por suerte solo estaba mi madre en la cocina tomando un vaso de té caliente y leyendo alguna revista del corazón.

—Buenos días mamá—la saludo entes de bajar el último escalón.

—Buenos días hija.

Miro hacia ambos lados antes de bajar.

—Tú padre ha salido hace unos diez minutos o así con tus hermanos, así que tranquila, estamos solas—dice dando un pequeño sorbo a su taza de café.

—¿Sigue enfadado?—pregunto sentándome junto a ella.

—Si te digo la verdad, no lo sé. No hemos hablado nada desde ayer—cierra la revista y la deja sobre la mesa para mirarme—Andrea, lo que pasó ayer es muy grave, te podría haber pasado algo mucho peor que solo un desmayo.

MI NIÑERO 2Where stories live. Discover now