Capítulo 24

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AIDEN

—¿¡Qué hiciste qué!?—exclama Ben a punto de escupirme su capuchino en la cara de lo sorprendido que estaba.

—No es para tanto—digo para quitar hierro al asunto para beber un sorbo de mi café.

—Perdona que te diga, pero saltar por encima de una barra y enfrentarte al tío este que está trabajando con tu novia en plan héroe salva a la princesa pues no lo veo muy normal—Ben se encoge de hombros.

—Vale, a lo mejor me he pasado un poco haciendo eso...—miro hacia otro lado arrepentido por haberlo hecho.

—¿Un poco? Aiden, la gente normal cuando está celosa no se salta barras de locales de comida rápida, tío, es que esto es muy surrealista.

—Que conste que no estoy celoso—aclaro.

—¿A no? Entonces yo soy domador de unicornios—ironiza para luego pedir un croissant a la amable camarera que me había traído el café.

—Solo pretendo protegerla para que nadie como
Max y Joel vuelvan a ponerle un dedo encima, no estoy para nada celoso.

—Dime una cosa—se acomoda en la silla en la que estaba sentado y me mira seriamente, como abalizándome—¿Te jode qué el tal Dylan esté con Andrea todas las tardes mientras tú tengas que esperar a que salga del trabajo para estar con ella? ¿Te ha jodido verla abrazar a otro tío que no seas tú, su padre o sus hermanos?

Vaya. Había dado en el clavo. ¡Pues claro que me jodía! Solo pensaba en arrancarle la cabeza con el mínimo roce que tengan, aunque solo sea accidentalmente por estar trabajando en un sitio tan pequeño.

—Si me jode, ¿y qué?

—Que blanco y en botella—sonríe victorioso.

—No estoy para tus acertijos de abuela de ochenta años, ¿qué quieres decir con eso?—digo mientras observo como la camarera le trae el croissant que había pedido a Ben y yo me pido otro.

—Está claro, estás celoso.

—Joder, que no estoy celoso, ¿cómo te lo tengo que decir? ¿Te explico con jeroglíficos?

—¿Cuando toca a tu novia accidentalmente, aunque solo sea un roce con el codo... te molesta?—me responde con otra pregunta ignorando la millonésima vez que le repito que no estoy celoso.

—Sí, le arrancaría la cabeza si Andrea no estuviese delante y si la consecuencia no fuese acabar en la cárcel—admito.

—Ahí lo tienes. Más claro no lo has podido decir, y, lo has dicho tú mismo. Le ves cerca suya y quieres usar la violencia aunque se hayan rizado accidentalmente—me pone la mano en el hombro—eso se llama estar celoso, querido amigo.

Joder tenía razón. ¿Cómo no he podido darme cuenta? No es solo que la quiera proteger como si yo fuera un perro guardián y ella un corderito indefenso contra los lobos. También son celos. Y es que, no puedo aguantar verla sonreír y que otro tío la mire y la sonría de vuelta. Que se ría por chistes malos de otro tío que no sea yo, que esté trabajando junto a un chico rubio y muy atractivo a la vista de todos, alto , encantador y trabajador... mierda. Estoy muy celoso.

De refilón miro la hora en mi reloj. Las 20:00 de la noche.

¡Mierda!


ANDREA

Aiden se retrasaba. Acaba de terminar mi turno de tarde tras el descanso para comer y necesitaba un descanso en mi cama con urgencia. Estaba esperándole en la puerta del parking del centro comercial y no aparecía. Ni siquiera contestaba a los mensajes.

MI NIÑERO 2Where stories live. Discover now