Capítulo 25

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ANDREA

Había pasado todo el domingo con Marina en su casa.
Aiden me había dicho que hoy tenía planes y que quizá que no pudiese hablar hasta tarde, así que dicidí quedar con ella para contarle lo que había hecho Aiden el día anterior cuando vino al Doggie's y montó toda esa escenita delante de Dylan.

— Oh, Aiden está celoso— dice Marina con una sonrisa.

— ¿Celoso de Dylan? ¡Eso es imposible! No tiene razones para estarlo— defiendo a Aiden aunque no  estuviese muy segura de mis palabras.

—Es que a los tíos les da igual no tener razones para estarlo, ellos son así.

—Lo dices como si fueses una experta en chicos y me lo hubieses estado ocultando todo este tiempo.

— Experta no soy, pero digamos que en lo que respecta a chicos soy como una especie de adivina— ambas nos reímos.— ¿Y bien?

— ¿Y bien qué?—pregunto sin saber bien a qué se refería.

—Problemas a parte, ¿qué vais a hacer Aiden y tú para celebrar San Valentín? ¿Cena romántica? ¿Cine? ¿Paseo en barco a la luz de la luna?—al ver mi expresión supo que yo no tenia ni idea de que estaba cerca San Valentín.

Cojo el móvil a toda prisa. Hoy es 13 de febrero.
¡Mierda!

—Soy la peor novia del mundo—me lamento y me echo hacia atrás en la cama de Marina, devastada.

—Regálale un polvo—sugiere acostándose a mi lado—eso siempre funciona.

—¡Tía!

—¿Qué?—ríe al ver que me he puesto roja como un tomate.—¿Ya lo habíais hecho no?

—Sí, pero no sé... todavía me cuesta hablar del tema, ademas, fue él quien llevó las riendas en todo momento... está claro que tiene experiencia, cosa de la que yo carezco evidentemente.

—Hey amiga, no te castigues por ello, es normal que algunas personas se sientan incómodas en hablar de sexo libremente y que su primera vez haya sido como la tuya.

—Lo que más me pesa es que no tengo nada para San Valentín y es domingo, ninguna tienda está abierta hoy. Soy un desastre.

—Tía, tú tranquila, vamos a encontrar algo con lo que sorprenderle, ya lo verás—me abraza para luego soltarme al segundo y mirarme con una sonrisa—y si no encontramos nada, lo del polvo sigue siendo una buena opción—alza una ceja y ladea su sonrisa.

Le lanzo un cojín y ambas nos reímos. ¿Qué haría yo sin ella? Posiblemente llorar como una descosida por haberme olvidado de cuando es el día de los enamorados.

Al día siguiente me desperté temprano ya que debía de ir a la universidad. Me arreglé un poco más de lo normal, quería sorprender a Aiden todo lo que pudiese, así que me puse unos pantalones de cuero ajustados, negros, marcando así las pocas curvas de las que podía gozar. Me puse una camiseta de tirantes de encaje rojo, con escote. Era la primera vez que llevaba tanto escote y no era nada del otro mundo, pero para mi si lo era. Me senté en la cama para colocarme unas botas negras con un poco de tacón. Hoy mi baja estatura no sería un problema.
También me puse una chaqueta de cuero negra, a juego con la que Aiden tiene.

Me miro al espejo. No suelo llevar este tipo de ropa, pero seguro que a Aiden le encanta y se sorprende de verme así. Espero que para bien.

Agarro la mochila y bajo las escaleras para beberme un solitario zumo de naranja antes de que el claxon de la camioneta de Aiden resuene afuera de mi casa.

—¡Me voy!—exclamo antes de salir a toda prisa por la puerta.

Diviso a Aiden esperando, como siempre, apoyado en su camioneta. Cuando oye el portazo que doy al cerrar la puerta alza su mirada para encontrarse con la mía.
Entonces me mira de arriba a abajo, mordiéndose el labio y analizando cada centímetro de mi cuerpo ceñido en la ropa que había decidido ponerme.

MI NIÑERO 2Where stories live. Discover now