Capítulo 29

5.1K 372 11
                                    

ANDREA

Solo sabía que estaba tumbada. En una especie de cama o algún colchón en el suelo. Todo estaba oscuro.
Me intento levantar pero al minuto recuerdo que estoy atada por lo que me quedo en la misma posición olvidando esa idea.

¿Dónde me habían traído? Abro mi ojo derecho levemente y veo que estamos en una cabaña. Hay una ventana a mi derecha por la que puedo divisar una vegetación frondosa. ¿Un bosque? ¿Estábamos en el parque donde apareció la amiga de Sara?

Solo oía a Max y al señor Pickens hablar en otra habitación sobre que podían hacer en respecto a qué Zoe se hubiese escapado, pero de repente escucho unos pasos hacia mí.
Cierro los ojos de nuevo, como si siguiera bajo los efectos del cloroformo y puedo notar como unos dedos acarician mi mejilla suavemente. Entonces abro los ojos poco a poco, como si la rozadura de esos dedos me hubiese despertado, para encontrarme a Max arrodillado frente a mi esbozando una leve sonrisa maliciosa.

—Ya era hora de despertarse, bella durmiente—dice Max cuando se da cuenta de que me he despertado.

Yo me intento sentar ya que la posición en la que estaba era muy incómoda al mirarles. Max, al ver que no era capaz, alargó sus brazos para agarrarme por los hombros y ayudarme.

—¿Dónde estoy? ¿Y Zoe?—pregunto fingiendo estar aturdida.

—Esa zorra, no sé cómo, pero ha conseguido escapar—responde Pickens pasándose una mano por el pelo un poco enfadado.

Intenté no sonreír para no destapar que yo sabía que había pasado. Miré a Max, que se sentó a mi lado, juntando nuestras piernas, acto que yo rehuí intentando apartarme un poco.

—¿Qué más da? La tenemos a ella, que era nuestro objetivo principal—suelta Max ignorando por completo mi presencia.

—¿Principal objetivo?—me atrevo a preguntar mirando a Max extrañada, fingiendo que no me acordaba a la perfección de su amenaza cuando estábamos en la sala de espera del hospital.

—Sí cariño, después de todo lo que me hiciste hace unos meses tenía ganas de vengarme, ambos las teníamos, ¿verdad papá?

—Tú destruiste a mi hijo. Nadie más le volvió a querer cerca y todo por culpa tuya.

—Pero esto se podría haber arreglado no sé... hablando—intento decir.

—¿Hablar?—ríe sarcásticamente Max—Tu novio no habló nada conmigo en el baño de aquel bar. Además, así matábamos dos pájaros de un solo tiro.

—¿Dos pájaros? ¿De qué estás hablando?

—Puede que recuerdes la noticia que salió el año pasado. Una en la que una chica apareció muerta en un parque de esta ciudad.

Tragué saliva fuertemente. Dios mío, estaba admitiendo que fue él quien la mató. Si no lo fuese a admitir no estaría diciéndome en este instante esas palabras.

—¿Fuiste tú?—pregunto y mi tono roza la sorpresa, aunque en realidad no estuviese sorprendida ya que ya tenía la sospecha de lo que había hecho, sino que mi tono es más de terror.

Terror porque estaba junto a un asesino y su hijo en la misma habitación con el pequeño detalle de que me habían drogado, atado y que me habían secuestrado. Porque no había otra forma de decirlo. Me habían secuestrado. Comencé a sudar. ¿Y si no lo contaba? ¿Y si este era mi final?
Tenía un poco de esperanza de que Zoe hubiese podido pedir ayuda. Encontrar a alguien que viniese a salvarme. Pero mis esperanzas se iban desinflando como un globo pinchado a medida que el tiempo pasaba. Solo podía esperar.

—Veo que no eres tan tonta como yo pensaba—admite Pickens—Sí, fui yo. Aunque en realidad, Pickens no es mi verdadero nombre, en realidad me llamo Tomás, ese ridículo apellido se me ocurrió para poder comenzar de nuevo.

MI NIÑERO 2Where stories live. Discover now