CAPÍTULO 1

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VICTORIA

48 HORAS DESPUES DEL RESCATE. JUNIO 28.

El sonido repetitivo de la máquina que esta conectada a mi es constante e irritante, el sol apenas está saliendo y yo no he podido pegar un ojo desde hace días. Nunca había sentido tanto miedo como en los últimos días, nunca había sentido tanta angustia hasta que me toco verme hundida en la mierda.

  Todo había sucedió tan rápido.

Perdí el control un segundo, un segundo que me costó todo.

Me remuevo sobre la cama, un dolor agudo cruza mi estómago y es que llevo horas sentada en la misma posición sin decir nada, solo soltando lágrimas silenciosas por mi rostro y escuchando el sonido de ma maquina conectada a mi dedo.

El silencio no es algo que me disguste pero tampoco me molesta el ruido o antes era así, porqué ahora solo deseo quedarme en un lugar, sin respirar, sin pensar... solo quiero morirme.

No quiero dormir, cada vez que cierro los ojos, las pesadillas vuelven, vuelvo a sentirme aterrorizada y vulnerable. Me recuerdo que estoy en la mierda, yo misma me lo recuerdo, mi propia mente. Ese ultimo sentimiento, —vulnerabilidad— odio sentirme vulnerable cuando tengo que ser un soldado capaz y todo terreno.

Debía.

Y me doy cuenta que todos mis maestros y mentores mintieron. Aún soldado estrella, no le hubiera pasado esto.

Pase toda mi adolescencia escuchando...

<<"Estas hecha para esto.", "El general debe estar orgulloso.", "Los demás deberían aprender de tu persistencia.">>

Paso el dorso de mi mano por mi mejilla, limpio la lagrima con la barbilla temblorosa, aspirando y sintiendo ahogarme al mismo tiempo.

Mi único consuelo en este momento es saber que ese hijo de perra está ardiendo en las llamas del infierno, ni estar a salvo, ni estar junto al hombre que me engendro, ni estar con mis amigos y colegas, nada de eso me consuela.

Pero si haberlo enviado al infierno, es lo único que me causa satisfacción.

Mala, si.

La imagen del ex-general Gerald Marchetti aparece en mi cabeza. Papá. Llevo mas de 48 horas sin pegar un ojo, al igual que no lo había hecho en los últimos diez días, al igual que tampoco descansaba desde hace días. Se que Gerald tampoco ha dormido desde que desaparecí, él ni nadie que me quiere de verdad. Eso lo tengo seguro. 

Pero mi papá...

Cuando el ex-general me tuvo en sus brazos quise desaparecer, no me puse feliz por volver a verlo, porqué se que lo que vió en su hija, no era lo mismo que había en la hija que se había ido a esa maldita misión.

Mi cuerpo esta cansado y mi mente esta herida. No creo poder soportar.

Su rostro, su rostro se contrajo al tenerme en sus brazos, con esa mirada de dolor, de saber que habían llegado demasiado tarde.

TÚ Y YOWhere stories live. Discover now