CAPÍTULO 14

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VICTORIA

Julio 19

La camioneta nos esperaba fuera del comando, el sol aún no había salido. Debemos estar en el hospital psiquiátrico a las 8 de la mañana, desde Washington a Carolina del Norte hay cuatro horas de viaje en coche.
Escondo la Glock dentro del bolso que llevo con ropa , no podemos llevar muchas armas ya que vamos suplantando una identidad y cuando lleguemos al hospital psiquiátrico nos van a revisar las pertenencias en algún punto.

Me engancho el bolso y salgo de comando, todos están de pie recibiendo instrucciones. El cielo está oscuro y ninguna estrella en el cielo, la brisa es fría y huele a lluvia.

— No tenemos fecha de regreso, debemos investigar qué está sucediendo allí dentro. —explica el ministro— Si verdaderamente hay un laboratorio de estupefacientes allí debe ser bastante grande y eso significa que tiene que tener socios. —dice— ¡Hagan lo que sea para conseguir información! —ordena.

Todos asentimos con la cabeza, los soldados comienzan a subirse en la gran camioneta. Tomo asiento junto a Ricardo, mis ojos viajan a Blaze que está sentado en el asiento de adelante. No hemos hablado y agradezco que ni siquiera se acerque porque ese tema quedó zanjado hace un año.

La camioneta comienza a moverse y yo recuesto la cabeza sobre el hombro de Ricardo, él pasa el brazo por mis hombros y acaricia mi hombro sobre la tela de la camiseta. Durante las cuatro horas de camino miro por la ventana, no puedo dormirme así que solo me dedico a mirar los árboles que están siendo movidos por la brisa.

Fue un momento fugaz, fue ministro.

El muy ponzoñoso quiere repetir.

Como si tú no quisieras también...

Silencio mis pensamientos incoherentes, cuando nos detenemos frente al psiquiátrico. El sol ya ha salido del todo y ya son las 8 de la mañana. Comenzamos a bajarnos del vehículo, me engancho el bolso con ropa en el hombro y todos alternamos miradas entre sí.

La misión ha comenzado.

Los altos árboles rodean el lugar, el sol da de lleno y una brisa fría golpea nuestros rostros. El pasto está bien cuidado y hay grandes paredes alrededor. Los edificios son de color blanco, como nos habían dicho hay tres edificios, —es una edificación parecida a la del comando—. Dos de ellos están más al fondo y uno está más hacia adelante, tres caminos se dividen en medio y llevan a cada uno.

Hay pequeñas ventanas con rejas en las paredes y en la parte superior del edificio dice: Hospital psiquiátrico de Carolina del Norte. Caminamos hasta el primer edificio donde debemos firmar nuestra llegada y ser revisados. Entramos por las puertas y rápidamente echo un vistazo alrededor, todas las paredes son blancas, el piso es de color gris claro, grandes barras de luz enganchadas en el techo alumbran el lugar y mis ojos viajan al centro de información en medio del lugar. Nos acercamos y vemos a una chica tecleando algo en una computadora de mesa.

Una leve punzada cruza mi cuello y paso mi mano por inercia. Sentí como si me hubiera picado un mosquito.

No hay nadie alrededor. La chica viste una bata, se pone de pie y nos sonríe al vernos llegar, tiene piel blanca, su rostro tiene unas cuantas pecas que parecen salpicadas, ojos color verde y cabello rubio.

— Buenos días, ustedes deben ser los enfermeros y doctores que fueron transferidos desde el hospital psiquiátrico de Nueva York ¿No? —Pregunta y nosotros asentimos— Bien, firmen aquí junto a sus nombres y luego los llevaré con el Dr.McCrory él los espera en su oficina. —dice sonriente.

TÚ Y YOOnde histórias criam vida. Descubra agora