CAPÍTULO 30

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VICTORIA

Septiembre 22, Hotel All Stars.


Me bajo del vehículo de Adrián cuando él me abre la puerta, tomo su mano y me pongo de pie cuando la brisa de la noche golpea mi rostro. Reparo el atuendo de Adrián que va a juego con el mío, lleva un traje de color negro, una camisa blanca y una pajarita del mismo color.

El traje mandado hacer se le ciñe perfectamente dejando ver su perfecto cuerpo esculpido.

Cuando me paro junto a él mi vestido largo cae pegándose a mis piernas, el negro metálico hace contraste con la luz del ambiente y mi cabello está recogido en un moño bajo. Adrián levanta su brazo para que lo tome y así lo hago.

— Si de esta salgo con la nariz rota juro que tendrás que pagarme los diez mil dólares que cuesta la operación. —bromea.

Yo río ante su comentario

— Vamos —sonrió y caminamos hasta la entrada.

En cuanto cruzamos por la puerta los disparos de las cámaras se disparan hacia mi acompañante y yo, rápidamente las preguntas comienzan a circular a mi alrededor, los murmullos y las ovaciones.

<<¿Por que no haz respondido alguna pregunta?>>

<<¿Quien es tu acompañante?>>

<< ¿Es tu novio?>>

<< ¿Que hay entre Adrian Grimes y usted teniente?>>

<<¿Puede dar detalles del asesinato?>>

Las preguntas me atosigan y siento mi estómago contraerse arrastrando recuerdos palpables en mi mente. Adrián se da cuenta y aprieta mi mano mientras caminamos entre los periodistas.

— Tranquila, la gente suele hablar mucho sobre lo que no sabe. —susurra Adrián y planta un beso en mi coronilla en un gesto fraternal.

Asiento con la cabeza y nos deslizamos entre la gente. Todos están bailando en la gran pista, el techo es alto con estrellas pintadas en este, grande candelabros caen sobre nosotros como gotas de agua de cristal, cada una ilumina todo el lugar con intensidad, la gente me mira y yo me limito a observar y sonreír.

Les doy lo que creen es para lo que las mujeres estamos hechas.

Hay grandes mesas llenas de aperitivos y bebidas paro los invitados, también están los camareros que caminan de un lado a otro con bandejas llenas de las bebidas más caras y deseadas.

— Al parecer la hija del presidente es bastante exagerada. —dice Adrián pasándome un martini.

Le doy un sorbo a la copa cuando siento el ardor de solo pensar en ella.

— Es la hija del presidente, —objeto— hablando de ella, mira ahí viene la gran pareja. —digo de forma amarga rogando para que Adrian no lo note.

Tomo el brazo de Adrián y caminamos hasta ambos, detallo a Oriana lleva una vestido azul oscuro, una mascada a juego para tapar el escote y su cabello rizado a los lados. No se ve mal. Tiene clase, es todo lo que la mayoría de hombres quieren.

Giro la cabeza, <<No se lo voy a poder dar nunca.>> y miro al hombre de ojos azules junto a ella.

Su cabello está algo revuelto en su cabeza, algunos pelos se le escapan de la cabellera negra —no está peinado—, lleva una camisa de color blanco enrollada hasta los codos —una más larga con la otra— un pantalón de vestir negro y zapatos de entra pie.

TÚ Y YOWhere stories live. Discover now