CAPÍTULO 6

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VICTORIA

En el momento en que ponemos un pie dentro del local la música llena nuestros oídos, el piso tiembla debajo de nosotros por el alto volumen. La pista de baile está llena de gente, el olor a alcohol y tabaco está en el aire del lugar. Al fondo hay un escenario, un tubo de metal en medio, una mujer sale de detrás bambalinas con un juego de lencería negro y un antifaz.

Hay sillones en las paredes de color negro con mesas, donde hay diferentes botellas y gente inclinándose para succionar diferentes estupefacientes. Mis ojos viajan por la gente y delante de mi, al fondo del gran establecimiento,  el lugar parecido a un VIP encuentro a el delincuente.

— Objetivo en la mira. —susurro.

El ministro mira al frente y me da un leve empujón con la mano en mi cintura, para que caminemos hasta allí. Caminamos entre la gente llegando al VIP, unos hombres de traje nos detienen en las escaleras y pongo mi cara de gatita somnolienta.

— Soy amigo. —dice el ministro a el hombre armado. Relajado.

La voz del delincuente llama la atención de los empleados de la seguridad:

— Imbécil déjalo pasar, él es la promesa del narcotráfico. —dice Scott Rivers.

— Lo siento señor. —dice el hombre armado y se mueve.

Subimos los escalones hasta llegar a la mesa. Rápidamente mis ojos viajan a la Glock sobre la mesa, junto a botellas de Hennessy y Whisky, hay dos chicas semi desnudas sobre las piernas de Scott, el lleva la camisa desabrochada y su cabello es de un color marrón o negro, no puedo apreciarlo con claridad por la oscuridad.

— Scott. —dice el ministro estrechando su mano a modo de saludo.

— Alessandro, era un grande de la cocaína hasta que esos hijos de puta lo atraparon. —dice, habla de mas. Primer punto débil— Pero veo que su hijo promete ser una gran cabeza de los estupefacientes. —sonríe con ese aire siniestro cuando se fija en mi— ¿Cómo te llamo a ti? —dice mirando al ministro.

El ministro sonríe y siento que él tiene un aire más siniestro que el mismo Scott.

— Le haré el homenaje a mi padre así que me quedaré con su alias: —hace una pausa— Naked. —dice.

El narcotraficante se ríe.

— Tú padre y sus gustos por las mujeres. —ríe.

Comienzan a hablar sobre negocios, el ministro pregunta por sus nuevas rutas y como está logrando meter esa cantidades a los países hispanos. Resulta que tiene cuatro submarinos que están llegando hacia una casa que tiene en Colombia y de Colombia ha estado mandando hacia México y ciudades de la frontera de Estados Unidos. El muy imbécil acaba de declararse culpable sin siquiera saberlo.

Después de una hora y media hablando con el ministro se vuelve a fijar en mi. Joder, quisiera ser un puto adorno.

— Veo que tú heredaste los mismos gustos por las mujeres que tu padre, ¿Cómo te llamas preciosa? —me pregunta esbozando una sonrisa.

El ministro tira de mi sentándome en sus piernas y siento la dureza de estas.

— Llamame Cielo señor. —miento con una sonrisa.

Él sube una ceja.

— ¿Cielo? —ríe— y eso ¿Por qué? —pregunta pasando la mano por la espalda de una de las chicas, mientras la otra le mordisquea la oreja.

TÚ Y YOTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon